CAPITULO 40

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Laura

La sangre salió disparada, antes de que pudiera llevarse las manos al cuello, lo avente a la pared e hice que cayera de rodillas frente a esta pegándole en la pierna. Y después de eso tome su cabeza y la golpee con fuerza en la pared.

Cayó inconsciente al suelo, con la jeringa de mi siguiente dosis en la bolsa del pantalón. Con mi pie descalzó la quite de ahí.

No era de las personas que le gustaran acabar las cosas matando al responsable, aunque pasó lo de mi hermana mi mentalidad de que la policía debía hacerlos pagar seguía intacta. Y eso solo quedaba de lado por dos situaciones.

En defensa propia o si alguien sobrepasaba mis límites; tocándome, cosa que solo le permitía a una sola persona.

Con eso ultimo no podía y este idiota los había sobrepasado desde que nos conocimos.

Busque su arma, la cual tenía metida en el pantalón, al costado. Revise la carga, tenía el cargador lleno.

No iba a perdonar que me haya secuestrado, que me haya raptado y mucho menos que me quisiera ver como un maldito trofeo de guerra. Y no iba a arriesgarme a que les hiciera lo mismo a otras —Nos vemos en el infierno imbécil— fue lo último que dije antes de disparar.

Un disparo limpió y preciso en la cabeza.

Y con eso el hombre que más miedo y asco me daba, quedó muerto en el mismo lugar en el que me retuvo.

Salí del cuarto, y por fin pude ver donde me tenían; era como una especie de cabaña pequeña rodeada de puro bosque. Árboles, y más arboles a su alrededor.

No había nadie más en la casa, él estaba solo. Tenía que salir de ahí y comunicarme con Javier; era mi prioridad, verlo y poder abrazarlo.

Quitarle todo ese sentimiento que sabía que estaba experimentando, saber que alguien que amas murió es algo traumático. Sabía que se estaba culpando y yo no podía seguir pensando en ello.

Busque por todos lados un medio de comunicación, pero no había nada. En algunos cajones había una playera holgada y un pantalón de pijama. No parecía pertenecerle a Harrison.

Quizás y esa era la ropa que iba a ocupar para trasladarme a donde el quisiera. Al terminar de ponérmela, regrese al cuarto en donde se encontraba su cadáver buscando, aunque sea algunas llaves o incluso un celular, pero nada.

Solo una radio que empezó a transmitir una voz que no conocía, pero que seguramente era de sus hombres. Tenía que salir antes de que llegaran. No iba a poder con tantos y no en el estado en el que me encontraba.

Salí de la cabaña, no sabía hacia donde moverme, así que seguí el ruido de los autos, seguramente había una carretera cercana. Podía pedir ayuda desde ahí, o incluso algún lugar en donde me permitieran comunicarme con Javier o con la DEA, para que me llevaran hasta allá.

Hacia algo de frio, y la playera no cubría lo necesario, era muy delgada para poder andar alrededor de los árboles. Camine deprisa, pero con cuidado, estaba descalza todavía; no podía quedarme un momento más a buscar cosas sabiendo que los hombres de ese hombre estaban a punto de llegar porque su jefe no respondí.

Casi 20 minutos después caminando hacia el sonido, pude divisar por fin la forma de la carretera. Casi corrí para llegar ahí. Al llegar, frente a mí a algunos metros hacia la dirección de los carros había un cartel que decía "Bosque Nacional de Talladega".

Ese nombre lo había escuchado en algún lado, desconocía si en algún programa de televisión o en lo había visto en algún documento de la oficina, pero sabía que no estaba nada cerca de Miami. Me había sacado incluso de Florida.

Under Fire ---- Javier Peña // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora