🎃 Capítulo 15

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La Catrina Laice estando en el infierno, no tarda en presentarse con solo pensar donde se encuentra Hades. El Dios de la muerte se encontraba gustosamente torturando al difunto vampiro, aunque no duró tanto como pensaba en hacerlo explotar tras un llanto fetido de sangre oscura al ser sentenciado a décadas de martirio en el Tártaro.

—No lo consumo y descarto porque me gustaría seguir torturandolo. —expresa Hades mientras se mueve por el pasillo de prisiones llenas de gente que no habla porque no lo tiene permitido.

—Te conozco. No hace falta que me lo expliques, Hades. —responde Laice.

—Lo sé, corazón. —se acerca hasta la mujer el hombre de cabellos negros y fortachon, desliza su mano a acaricia la mejilla palida de la mujer— Percibo tu molestia, y vergüenza como si fuera el mío, ¿Qué te han hecho?

—Me están dando motivos para sentirme con vida. Pero para poder convivir con ellos, deberé ir con Zeus y necesitaré tu compañía.—asume tras cerrar los ojos, pero suspira— Me pidieron ir más seguido, sé que sabes quiénes son mis compañeros, Hades... Y es por solo que no es tan simple de convivir como lo sería con una persona normal, si yo lo fuera.

Hades sonríe con gracia al verla así. Desde que la vio resurgir de entre la muerte, supo que esa mujer era su niño interior, solo que Afrodita había hecho sus manías para hacer su corazón una silueta mujer en físico. Nunca la vio buscar el amor, todos podían caer a su pie pero ella aprendió a no caer en fantasias y cerciorarse a cumplir sus obligaciones, perdiendo el brillo de la vida que alguna vez pudo reclamar.

—Tienes derecho de reclamarlo. No has hecho daño como yo si lo he hecho bastante a Perséfone. No digo que ahora, pero sí lo he hecho antes. —comenta el Dios mientras acuna a su corazón entre sus manos.

—¿Está mal sentir miedo a los sentimientos y emociones? Hace mucho tiempo carezco de muchas de esas cosas, me cuesta expresarme y no soy tan cariñosa como debería ser. Mi desgracia es siempre morir a manos de los que alguna vez me engendraron.—expresó agobiada Laice.

—Pero ellos no te engendraron, corazón. Soy yo quién te bendice para que funcione mediante la guerra que deberán batallar para poder sanar tus heridas, así que no te preocupes.—expresa Hades mientras la abraza fuertemente, ansiando que su corazón ya no estuviera tan expuesto a todos.

—Si llego a sentir la muerte por la traición, quiero que me consumas y aunque sea imposible. No dejes que salga de donde tú estés... No quiero sentir si solo seré un juego. —expone firmemente tras saber la necesidad que Hades tiene con volver a tener su corazón como debiera ser, un corazón de carne y no en cuerpo.

Hades la mira con dolor y molestia.

—Antes de prever, date la oportunidad de disfrutarlo. Luego veremos como enfrentar sus consecuencias, corazón.

La Catrina Laice asiente, buscando el calor de aquel cuerpo al que pertenecía desde la raíz hasta el fruto. Lo abraza deseando siempre estar protegida como se sentía alado de Hades.

—Vayamos directo junto a Zeus, no necesitamos perder más tiempo por hoy, ni sumergirnos tanto en el trabajo.—expresa Hades, mientras la abraza por los hombros y se dirigen a la chimenea del cálido hogar, toman las esferas de cristal, tambien conocida como Perlas de Perséfone(un método que se basa en pisarlas y pensar en el lugar a donde necesitan ir)

—¿Y porqué no vamos por el viaje sombra?—pregunta confundida La Catrina Laice.

—Sencillo. Por que, necesitamos que Zeus sepa que vamos, normalmente utilizo el viaje sombra para cuando deseo pasar desapercibido y joderle sus planes cotidianos. —expresa Hades con diversión al recordar sus bromas.

—Comprendo. Entonces vayamos.

—No te sueltes de mi agarre. Nunca sabemos quién nos ve desde el otro lado, siempre quieren separarme de ti, eso no es un misterio. —comenta Hades con esa molestia que emerge en él, cada que siente que toman sin permiso a su corazón y lo alejan de él.

—Siempre puedo pensar y volver a ti.

—No siempre podrás, ahora ya no soy solo yo, tu prioridad.

Hades y Laice se miran, se aferran el uno al otro, pisan las perlas pensando en el Olimpo. Dictando por fin el camino del amor que había dictado Apolo meses atrás en ausencia del Dios de la muerte.

La Morte querrá conocerse a sí misma,
tras tres seres inmortales seducirla,
Hades bendecirá su última decisión,
sin saber que aquello será su perdición."

Mis Reyes - VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora