Tras esa pequeña intervención, Hades había dejado en claro a los dos reyes Vulturi que el motivo por el cuál no los había extinguido como tal, había sido perfectamente justificado por la existencia de su compañera Laice. Sin embargo, así como ellos habían sido salvados también fueron testigos de como los grandes animales sacados de algunos mosaicos fantasticos y mexicanos cobraban vida mágica entorno a ellos, el motivo era claro: Laice no estaba en sus sentidos comunes, la herida que Aro había causado en la confianza hacia ellos había sido tal como para dejarla inestable por lo que su misión era concisa: traerla en sí, cuidarla, amarla y tratar de que el mal no fuera a alcanzarlos. Aunque la duda magníficante en esta misión era... «¿A qué peligros realmente debían temer? A morir, o ... ¿A qué específicamente?»
Llevaban un buen tiempo sentados en un lugar extraño y perdido del mundo humano, alrededor de los tres mas guardianes espirituales había una capa transparente de color transparente cubriendolos, suponían que era para que nadie los encontrara aún.
La Catrina Laice se encontraba sentada en un banco al igual que cada Rey a cada lado de sus brazos, ella perdida en el sendero de la hacienda de cesped verde con el sol brillante iluminando el cielo, mientras que ellos no sabían bien como empezarle a hablar.
—Para empezar, deberían hablar, saludar lo que vosotros hablarían con su compañera como en cualquier día. —expresó el guardián espiritual del tigre— No es una ciencia invisible, vosotros sois los tontos por dudar y creer que es una criatura frágil con la que entablar conversación... Sabemos que está rota, pero vemos que pueden actuar mejor y hablar como mejor lo saben hacer, tal vez atraer su cordura a tierra firme.
—Perdone que sea ignorante, pero... ¿Cómo es que ocurrió esto? No ha pasado mucho desde que se cruzó con nuestro compañero—preguntó Marcus con suma cautela.
—Lo que podríamos compartir hoy, no se repetirá en otra vez. Ni con sus dones raros de inmortales, así que escuchen con atención que no nos gusta exponer información de nuestra querida protegida. —advierte el lobo con la mirada molesta hacia ellos dos— Laice hace bastante tiempo que no posee conexión sentimental u emocional con ningun ser humano, siempre le ha sido fácil crear vínculos afectivos con la gente que selecciona para ser agradable pero más allá de eso, nunca lo ha sido con nadie más. Su vida como mortal no fue la mejor, le enseñaron que era mejor estar sola... Desde que decidió aceptarlos, empezó a vibrar extrañas sensaciones en ella, cosas que la dejaban en la duda y extrañeza pero las ignoraba estando en horario laboral pero... Cuando iba junto a ustedes, todo en ella parecía recobrar una vida que no pudo disfrutar, sin embargo, su deplorable igual hizo lo que faltaba para hacerla retroceder y evitar contacto emocional para su propia salvación, y aquello fue: exponer la avaricia y codicia por encima del afecto romántico que había decidido otorgar a una de las tres almas estancadas que podía aceptar.
—¿Porqué nos dicen almas estancadas?_preguntó Caius, molesto por la forma de ser categorizados. Ellos eran vampiros, qué tanto les costaba a esos animales y su compañera mencionarlos como tal.
—Es lo que son. Sus almas siguen estancados en la misma edad que sus cuerpos fallecieron, una vez sois reconocidos como muertos en el acta de defunción, más nunca llegaron a ser detectados en el registro de Villa Morte. Así que, siguen estancados, no sois ni vivos ni muertos, son inmortales. Pero no es común conocer esa categoría entre nosotros así que.. nos queda mejor llamarlos por lo que sois en nuestro mundo. —expresa con cierta cizaña y burla el lobo.
Caius lo miró con ganas de matarlo. Pero su cuerpo aún no se recuperaba del malestar previo por lo que solo se decidió por tomar con valor la mano derecha de su compañera.
—Ya veo ... Tienen sus categorías de seres, es normal que cada raza tengan una biblioteca de términos establecidos, así como nosotros los tenemos —reaccionó comprensivo Marcus.
Caius resopló por lo que, se enfrasco en mirar a Laice quien suspira ligeramente tras los leves toques que él mismo le estaba dando con sus caricias en esa mano.
—Laice, sé bien que lo que haga Aro siempre nos va a complicar, porque debemos compartirte pero... Por favor, no nos castigues sin verte, nosotros no tuvimos nada que ver con esa charla solo la intención de que arreglaran sus diferencias. —expresa Caius firme afrontando la realidad— Prometo que si vienes con nosotros te daremos todo lo que nos pidas, haremos que esto funcione, te lo juro.
Laice seguía mirando el horizonte, escuchando todo pero sin reaccionar.
—Por mi parte, prometo ser el intermediario de que se cumpla al pie de la letra tus exigencias pero, admito que si llegamos a ser dependiente de tu amor no es porque cambiemos porque nos obligas sino por que es algo que nos nace de forma incondicional serlo para ti, sin ningún tipo de barrera. —expresa Marcus totalmente confiado en su fundamento y racionalidad conectada a su don.
El lobo y el tigre observar con paciencia, calma y esperanza a su protegida. Esperando que aquellos dos la hicieran pisar tierra en su amargura irracional, observando como cada hebra de su pelo empezaba a ser movida por el viento y no estático por la molestia que la envolvía antes; sus labios ya no formaba una expresión neutra sino que sus labios estaban entreabiertos como si fuera a decir alguna frase tras escuchar aquello.
Sin embargo, los labios solo dejaron salir una ligera sonrisa.
—Solo prometan no entorpecer con sus prejuicios en nuevo mundo que en el futuro muy cercano llegará. Quiero aprender de este amor y ser feliz de verdad—expresa finalmente luego de la risa, volviendo a levantarse de aquel banco para dejarles viendo su espalda.
—Lo prometemos. Si eso te hará feliz.
Expresaron fielmente los dos vampiros. Encontrándose con una miradas de orgullo y aceptación en los guardianes.
—Perfecto. Viviremos un tiempo con ellos, Baihu —menciona y acepta el tigre con un asentamiento de cabeza— y Fantasma(el lobo), solo por el tiempo necesario hasta las fiestas. ¿Les parece bien?— preguntó con un ligero brillo en aquellos ojos grises pálidos.
«Que nombres tan comunes»pensó Caius divertido con ganas de burlarse.
«Los llama como un par de mascotas. Que raro... ¿A qué se deberá?»pensó Marcus, totalmente extrañado.
Pero ambos conectaron miradas y la admiraron con felicidad. Sabía lo que se vendría con esa respuesta.
—Si no hay de otra...—respondió reticente el lobo.
Cumpliendo así la misión. La Catrina Laice iría a Volterra pero, debían cuidar los encuentros con Aro, para que esta situación incómoda y de terror no se volviera a repetir en su vida.
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Mis Reyes - Vulturi
Fanfiction[Especial Halloween 2023.] THE KINGS VULTURI. La Catrina sabe donde pertenece, sin embargo siempre se ha sentido incompleta. En un año se escapó del mundo de los muertos, se sabe que regresó con la compañía de tres Reyes del mundo humano, pero no er...