Laice había vuelto a su reinado totalmente victoriosa, sin embargo, el costo de dicha condición de estar con sus reyes era uno grande del cual sacrificar. Aunque no lo fuera a admitir, ni ella misma estaba segura de que pudiera ser una madre alguna vez, pero tuvo que sacrificar su maternidad para estar con el amor de su vida.
Esperaba que el precio fuera justo.
Y que no se fuera a arrepentir.
Que el amor valiera la pena el gran sacrificio ofrecido a Zeus.
—¿Qué tal ha ido tus viajes, Reina?—pregunta Deivid al verla caminar hacia su despacho.
—Todo bien. ¿Y Delaila?—pregunta mientras abre su puerta y se dirige concretamente a un armario tras la puerta, uno que tenía tantas reliquias que parecían obsoletas pero eran cosas que no usaba desde que había aprendido a pasar de mundo a mundo sin objetos de ayuda.
—Hace unas horas por fin terminó todo el papeleo que faltaba, solo faltan tus firmas para calmar por un buen rato las deligencias de las muertes contadas hasta el día que te fuiste. —comenta Deivid, bastante agotado también por haber ayudado a su mujer.
—Perfecto.
Laice concentrada en mover cada objeto con cuidado para hacer un camino justo para sacar el gran marco de espejo de pie tan extravagante y viejo de color dorado, protegido por una manta oscura de color azul cobalto.
—¿Qué estás buscando? si se puede saber, claro—pregunta con curiosidad el hombre calaverico.
—Un portal.
—¿Viajará a un nuevo lugar?—pregunta mucho más intrigado.
Laice solo utilizaba esos cacharros cuando no sabía la ubicación correcta del lugar y temía perderse, aunque aquello solo ocurrió en su primer siglo.
—Ojalá fuera así.
—¿No lo es?—pregunta desconcertado.
—No.
—¿Entonces para dónde será?
—El Castillo Vulturi, mundo mortal.
—Imagino que ya te han dado la aceptación para hacerlo.
—Así mismo. Aunque solo quién se comprometa conmigo podrá pasar a los mundos por donde he de vagar. —contesta despreocupada.
—¿Porqué estás tan calmada?
—Por que esos reyes no me van a desposar este siglo, máximo al otro. Tengo bastante tiempo para disfrutar de aquel estrés que vendrá después —expresa con una sonrisa divertida.
—Los amenazaste para que sea así, ¿Verdad?—Deivid la mira incrédulo.
—Que comes, que adivinas.—tatarea astuta ante su juego maquiavélico.
Deivid se carcajea tras su actitud. Su Reina siempre fue así, y aunque no lo admitiera en voz alta, esos hombres le estaban devolviendo la vida a su querida amiga y confidente.
—¿Ya tienes en mente al cartero que entregará el espejo al mundo mortal? —pregunta el hombre calaverico.
—Estaba pensando en que fuera Fénix. Pero si lo quieres, sería un buen favor.
—Perfecto, seré yo.—acepta el desafío, logrando que la mujer frente a él le diera la ubicación aproximada al castillo— ¿Acaso no confias en mi para otorgarme la ubicación exacta?
—Ellos son ácidos. Y prefiero evitar un confrontamiento innecesario de buenas a primeras. —expresa mientras se acuesta en el sillón a descansar un momento— Vete antes de que sea mas tarde, Deivid. Y no hagas kilombo.
—¿Por quién me tomas, mujer?—ironiza el hombre calaverico. Usando el mapa y con solo tocarlo es absorbido por este, dejando caer al suelo el mismo vortice. Dejando en claro que el hombre ya no está en este mundo.
—Tan impaciente como siempre, ni se despidió de su mujer.
—¿Quién no se despidió de quién?—preguntó Delaila trayendo algunos papeles hacia el despacho.
—Tu hombre.
—¿A dónde fue Deivid?—preguntó extrañada la mujer.
—Al mundo mortal.
—¿¡ qué!? ¿¡Pero porqué!?—grita asustada y preocupada.
—Fue a hacer una entrega por mi. Ahora cállate que quiero descansar un poco, mientras se tarde. —expresa la Catrina cubriendo sus cuencas com su antebrado derecho.
—Sabes que él es problemático yendo solo, ¿Porqué no le diste más compañía?—pregunta molesta Delaila.
—Porque si muere, volverá a parar más rápido aquí. ¿Qué lo que tanto?
—Laice, estoy hablando en serio. —grupe Delaila preocupada—¿si lo queman e incineran y...?
—Eres inaguantable. ¿Por quién me crees? Fenix hace mucho tiempo que ya esta en el otro mundo, esperando su llegaba, los dos están bajo mi bendición. —gruñe molesta y con dolor de cabeza— Ahora márchate Delaila, necesito descansar ya.
Delaila asustada sale, al ver las cuencas de sus ojos encendidos en llamas. Habían veces que se le olvidaba a qué figura importante le hablaba, sin medir las consecuencias de su boca suelta.
—¡Peeeerdón!—chilló saliendo fiera del despacho, cerrando y dejándola sola.
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Mis Reyes - Vulturi
Fanfic[Especial Halloween 2023.] THE KINGS VULTURI. La Catrina sabe donde pertenece, sin embargo siempre se ha sentido incompleta. En un año se escapó del mundo de los muertos, se sabe que regresó con la compañía de tres Reyes del mundo humano, pero no er...