🎃 Capítulo 23

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—¿Cómo que que necesito?—trató de fingir demencia para no errar más de lo debido, pero aquello solo logró que la reacción de su compañera fuera un repiqueteo de sus dedos huesos e impacientes contra la mesa del despacho detrás del portal.

—¿Qué necesitas para ser feliz? Realmente necesitas el poder y de la avaricia para tenerlo todo, ¿O realmente me necesitas y dejarás de lado todo ese defecto tuyo?—pregunta acertiva y seria, con un aire calmado pero dominante.

Aro al escucharla decir claro lo que necesita, su boca dibuja una linea recta, inconforme por como lo expresa.

—Te necesito a ti para ser feliz. Todo el resto que dices que poseo como defecto no los podré erradicar como esperas pero podré luchar para que no te afecte a ti de manera contraproducente. —expresa fielmente mientras la ve levantarse de la silla y quedar frente al espejo, la intenta tocar pero el espejo no se lo permite, frustrandolo.

—¿Juras que no me afectará esos defectos? Ya tengo suficiente con estar lidiando con los míos. —expresa firmemente la Catrina.

Aro retrocede del vidrio en cuánto ella se va acercando cada vez mas, como si la intención del espejo fuera absorberla y traerla con él. Pero torpemente pisa la tela de su capa y tropieza cayendo de trasero al suelo.

Ella se hace presente en el mundo humano, demostrando como el espejo la acepta y la libera de aquel mundo.

—Lo juro.

Aro no podía mas evitarlo, la necesitaba consigo a la de ya.

—Arrodillate ante tu reina, solo así sabré si tus palabras son verídicos. No poseo tu don, por ende no sé si estarás mintiendo —expresa seria y desafiante la Catrina Laice.

Aro parecía haber subestimado aquel porte samaritano, esa mujer era sádica por como lo estaba orillando a suplicar por ella. Gruñó por lo bajo, sus nudillos crujieron y la miró desafiante.

—¿Buscas humillarme?—preguntó siseando arisco a la petición.

—No necesito caer tan bajo. Solo quiero saber si de verdad eres capaz de ceder a mi presencia, si de verdad me necesitas cederas a mi petición, yo cedí a venir al mundo humano por ti. —admitió con desgana y cansancio.

—¿Te aburre tanto estar aquí? No pareció serlo cuando fue el día de los muertos, te vieron feliz y sin nosotros —replicó Aro con veneno en sus palabras.

Sin embargo, logró hacer reír con un brillo tenebroso en aquellas cuentas oscuras que tenía por ojos, se agachó con elegancia y tomó el mentón del rey.

—Celoso. Mi vida se divide entre obligación y diversión como vosotros, no entiendo su venenosa réplica —expresa mientras acaricia sutilmente la mejilla— Pero si vosotros sois anticuados con el mundo humano, no tengo porque estar amargada también a su lado, mi vida es así y no va a cambiar con la adición de ustedes.

Aro gruñe molesto y busca deshacerse de su caricia, pero su instinto busca mas pero no logra ni zafarse ni escapar. Quedando estático bajo su mano.

—Algo deberás sacrificar para estar con nosotros, no solo un lado debe sacrificarse por ti. —escupe molesto por la petulancia de su compañera a ceder ante ellos, los reyes.

—Sacrifiqué la natalidad de un hijo para tener un romance amistoso con vosotros, sacrifiqué mi tiempo libre y libertad por vosotros. Si queréis que caiga como vuestras ex-esposas, encerrada en una torre y sin libertad, estáis tan equivocados, no ocurrirá, asi que... Bórralo de tu mente. —sisea molesta por el reproche.

Aro siente dolor ante lo que pudo ser suyo, amargura y traición pero nota como la apariencia de su compañera expresa mucho sacrificio, molestia.

—Todo eso lo realizaste sin nuestra presencia, no vale como sacrificio justo. Mataste nuestra unica oportunidad de tener hijos, eso te tacha como traicionera a nuestro lazo —expresa con esa avaricia de haber tenido más poder por la mezcla de ambas razas.

Es allí en cuánto nota como la piel blanca se va tornando oscura, la mirada sombría y ese mismo ambiente de terror que hubo ante el anterior juicio se hace presente, pero sentirlo en carne propio lo hace inmediatamente y en contra de su voluntad, arrodillarse ante el terror que aquella cara de su compañera ofrece.

—El día que dejes esa avaricia que te carcome e intoxica el alma estancada, será el día que nos volveremos a ver. No mereces ningun día conmigo —gruñe empujándolo hacia el suelo con la fuerza mística que la protege y entra furiosa hacia el portal, el cuál tras ello se oscurece y ya no se logra ver nada tras el vidrio, solo el reflejo de todo lo que rodea al rey.

Aro se queda petrificado, caído de espaldas al suelo, derribado y dolido, en vez de arreglarlo lo había empeorado todo, de esta no salía ileso.

Jane y Alec fueron los primeros en auxiliarlo pero estaba tan ido que no supo como sobrellevar la sentencia de su compañera.

—Amo Aro...

Ninguno de los dos podrían decir nada al respecto, pero sabían que las cosas eran complicadas. No entendían como lograrían calmar a los reyes Marcus y Caius en cuánto volvieran al castillo.

[...]

Las cosas en el castillo de Volterra no estan muy bien. Marcus y Caius llegarán, encontrar a Aro sin ella los hará reaccionar como:

A) Desmembrarlo.

B) Exiliarlo.

C) La marcha del Castillo, por parte de los reyes Caius y Marcus.

Animense a seleccionar una opción, el mas reaccionado será la continuación del capítulo.

Mis Reyes - VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora