—Yo no he sido, que conste.
La Catrina Laice levantó ligeramente sus manos, demostrando su inocencia, acción que por algún motivo a los tres monarcas Vulturi enterneció considerablemente. Aro y Caius miraban con emoción contenida hacia esa hermosa mujer terrorífica enfrentando a sus ex-esposas, sintiendo extrañamente una vergüenza no concebida ni admitida por ambos.
—Lo saben, he sido yo. Perdone mi descaro—admitió la rubia de ojos rojos, el arma más letal de la guardia Vulturi, sin apartar la mirada de aquella mujer.
—No pidas disculpas donde no hay necesidad, querida. —responde como su igual de rango, elogiando con respeto a Jane.— En fin, ¿estarán como estatuas más tiempo o se unirán como debe ser a la reunión, caballeros?—preguntó Laice mientras sonríe ligeramente hacia la rubia que la protegió indirectamente.
Aro y Caius niegan con la cabeza, totalmente estupefactos. No les salían las palabras era como si se los hubieran comido sus monstruos internos, o tal vez la cobardía. Dieron pasos elegantes y firmes hacia ella, quedando a un lado de ella, Marcos a su izquierda y los otros Reyes a su derecha.
—Como bien habrán escuchado, seguiré con mi charla con vuestras anteriores mujeres, y luego caerá la charla en ustedes, así como le ha tocado a Marcus en su debido momento —advirtió la Catrina Laice con una voz tranquila y neutral— Les daré un mes para que aprecien la libertad de seguir entre los muertos, pero si terminan extinguidos antes de cumplir ese tiempo, caerán como sirvientas del infierno o al olvido, como su castigo debiera ser.
—¿Cómo que castigo? ¡Ni siquiera hemos hecho algo en contra de nuestra leyes!—sisea totalmente incredula, la rubia de ojos rojos, Athenodora.
—En este mundo no. Pero en el mío, lo tendrán si seguís faltandome el respeto de esa forma. —contesta de manera calmada, agachandose hacia ella y tomando su mano empuñada— Me odias porque estas dolida, ser utilizada no es grato, lo sé mas que nadie pero eso no te da el derecho de seguir castigando a los demás por tu incrédula mente enjaulada.
Athenodora la miró con más rabia que antes, quiso deshacerse del agarre pero le fue imposible tras notar como grietas se notaban justo aparecer contra aquella mano con la que era tomada.
—¿Q-qué me estás haciendo?—preguntó con miedo.
—No soy consciente de lo que ves, pero imagino que has querido atentar contra mi existencia, nuevamente. Cada vez que vosotros almas estancadas, atentan contra mí, su ataque repercute de la misma manera pero de menor intensidad, si estuvieras en el descanso no tendría tanta piedad como lo tengo en estos momentos. —contesta tranquila, pero sus ojos negros como el vacío parecían reclamarla para extinguirla a su contraria.
—¡Deja de ser tan soberbia! En este mundo no tienes nada —gruñé Athenodora con el miedo erizando su existencia, más cuando retrocede y cae de trasero al suelo con dolor de nuevo.— ¡Jane, por favor, para! No soy la enemiga, soy tu Reina.
—Dejaste de ser Reina en cuánto mis amos, encontraron a su verdadera compañera, Athenodora —advirtió sin un pelo de respeto.— Mi señora, ¿Necesita que las escolte o...?
—No habrá necesidad, querida Jane. —intervino Aro, mientras que se acercaba a Sulpicia que aún se mantenía muy débil en el suelo.
La mujer de cabello negro y ojos rojos, la ex-exposa de Aro le sonríe con astucia hacia la Catrina, al notar como había ignorado la existencia de la contraria para ayudarla. Aunque en vez de sentir las manos de su amado Aro entre las suyas, quedó apanicada y horrorizada al sentir como era alzada por el cuello y aprisionada.
«Para ti no habrá próxima, tal como lo fue para mi querida hermana Didyme. La maté por traicionera, y al igual que tu, yo no doy segundas oportunidades»pensó Aro.
ESTÁS LEYENDO
Mis Reyes - Vulturi
Fanfiction[Especial Halloween 2023.] THE KINGS VULTURI. La Catrina sabe donde pertenece, sin embargo siempre se ha sentido incompleta. En un año se escapó del mundo de los muertos, se sabe que regresó con la compañía de tres Reyes del mundo humano, pero no er...