❄️28❄️TODA TU OSCURIDAD

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Año 14
10Ka, 50Ma.
Bajo Balgüim.

"No me toques."

"No vuelvas a acercarte a mí."

Era curioso. Jasper recordaba que esas habían sido sus frases aquella noche que Maya lo besó por primera vez en la espalda. Él había pretendido deshacerse del contacto de su doncella, pero al final había vuelto a ella, había reincidido de tal modo en contacto físico con Maya que su cuerpo lo exigía con más frecuencia.

Pero que fuera ella quien dijera esas frases ahora, era totalmente perturbador.

Cuánta pesadumbre lo abarcaba. Nunca imaginó que eso que alguna vez deseó, ahora le pareciera aborrecible. Que ellos se mantuvieran alejados en todo sentido... No quería estar lejos de su doncella.

Estar lejos de lo único que quería lo convertiría nuevamente en la bestia horripilante. Ya empezaba a sentirlo. Las garras creciendo, los cuernos rompiendo más carne en la base, sacando más de sí mismos hacia el exterior. La punta de la cola golpeando la zona de la piel de donde nacía anexada...

Jasper se retorció. Trató de contenerse. Evitarlo.

No podía transformarse estando en ese estado, lejos física y emocionalmente de Maya. Porque si estaba lejos de Maya, se perdía en sí mismo, en su malignidad. Y quizás, de esa transformación, no pudiera recobrarse.

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No sabía exactamente dónde se encontraba, pero tampoco le interesaba. Estaba sola, tenía tiempo para pensar, aunque fuese en medio de un lugar tan... aterrador. La muchacha se abrazó a sí misma, el frío al que había llegado a acostumbrarse por brebajes que revestían su temperatura corporal humana era diferente en esta zona, más denso, más bajo. Y parecía que estaba a punto de acontecer una tormenta de nieve, otra vez.

El páramo tenía un declive en el terreno y del otro lado una cabaña, que parecía abandonada. Maya decidió no escoger esa dirección, por si acaso. Pero con cada paso, la doncella perdía vigor, pues la nieve del área se esmeraba en enterrarla y realentizarla, como si más que un elemento natural de Bajo Balgüim fuese una amenaza constante a la vida en sí, al transcurso de la misma, al avance de las horas...

Mientras hacía esfuerzo por caminar, Maya meditó en la ofensa que había cometido Jasper, meditó en todas las veces cuando estudiaba en Howlland que sus amigas habían hablado sobre él, sus rarezas y mala sombra. Nadie quería acercársele y las razones sobraban. Ella sentía curiosidad, por supuesto, pero no sería la nota discordante. Y sus caminos siguieron separados hasta que se encontraron en Balgüim. Ahora todos esos recuerdos se sentían muy distantes en el pasado. Y sí, habían pasado años. Pero era algo extra, como un sentimiento de lejanía que tenía que ver con la perspectiva de la Maya de aquella época y la Maya que había sobrevivido en el inframundo de Irlendia.

Y lo mismo sucedía con Jasper Dónovan, no era solo el oscuro rumano más temido y respetado, ya ni siquiera era solo "El Príncipe de las Tinieblas", hijo de Dlor y heredero al trono. Ahora estaba convertido en una bestia de espeluznante apariencia, tocando el fondo más bajo que pudiera tocar un descendiente. Y aún así le había concedido la petición de borrarle el recuerdo de un asesinato...

Antes, Maya había dudado de que fuera cierto, de que ella fuese la que se lo hubiera pedido. Pero, ¿por qué mentiría Jasper? Usar poderes siempre traía un gasto de energía, y él no era aficionado a derrochar energía a menos que hubiera una razón de peso para hacerlo. Si le había borrado un recuerdo, así de impactada debía haber quedado ella por el mismo. Maya reflexionó que se había excedido con Jasper, las cosas no eran tan graves como pensó en el inicio.

LEGENDARIOS3️⃣ENTRE LAS GARRAS DE UNA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora