❄️4❄️ LO QUE SE HACE POR AMOR

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Año 4
10Ka, 50Ma.
Bajo Balgüim.

A pesar del intenso frío, las manos de Maya sudaban constantemente, por lo que debía limpiarlas a cada rato en el abrigo.

Mateo andaba ligero y se esforzaba por mostrar seguridad pese a que sus insensibles nervios habían sido tocados por la sombra de la expectativa. Pero no se detuvo, no dio un paso atrás. Maya sabía que su hermano resultaba ambicioso, y la ambición estaba empujando a Mateo como un tren.

En su último tiempo en la Academia y a pesar de que estaba entre los mejores, al muchacho dejó de importarle sobresalir. Esto fue motivo de una aguda discusión en su casa. Todo comenzó cuando él tenía veinte años y cursaba tercer grado en Howlland. Mateo Alonso había empezado el primer grado con mucha furia de la buena, como decían los españoles. Por primera vez en su vida sentía que encajaba en alguna parte y eso era reconfortante; en la mansión de España estuvo sintiéndose por dieciocho años como un intruso. Nunca le escondieron el origen de su verdadera madre (que murió en un accidente de coche) y creció recluido por la legítima esposa de su padre. Elena no fue cariñosa, no fue amiga, no fue cercana. Simplemente era una mujer con autoridad a la que debía respetar.

Siendo solo un niño lloraba en repetidas ocasiones cuando ella lo regañaba sin razones válidas. Lo obligaba a encerrarse en un pequeño y estrecho desván de la mansión para que aprendiera a controlar su «vil comportamiento». Aquella mujer le guardaba tanto rencor, tanta rabia... Luego con los años y madurez Mateo entendió que su presencia debía recordarle constantemente a Elena el desliz de su marido. Llegó a entender su amargura, pero le dolía el modo en que actuaba. Le ponía todo tipo de restricciones, como evitar jugar con su preciada hija. No obstante, a pesar que Mateo y Maya eran diferentes, compenetraban tan bien que el odio de Elena no pudo distanciarlos.

Su relación de hermanos se desarrolló más con los años y se hizo impenetrable cuando ambos se internaron en los Estados Unidos.

Ya en Howlland, sin la presión de su estirada madrastra o castigos severos hasta por respirar, Mateo dio todo de sí. Se comía los libros, contestaba las preguntas en clases y se brindaba de voluntario para hacer exposiciones. No solo era un chico inteligente, sino que era extrovertidamente inteligente. Incluso algunos políticos de California con influencias en el senado habían fichado a Mateo como aprendiz. Se expresaba bien, aunque tendría que desaparecer de su Inglés ese raspado en las eses. Nada que no fuera problema para un cerebro como el suyo.

También agentes de publicidad le pedían colaboraciones para que hiciera marketing de productos, porque además de inteligente poseía una belleza exótica y un poder de convencimiento extraordinario. Aunque el impacto mayor lo tenía entre los ingenieros aeroespaciales y científicos famosos de la ciencia de la aeronáutica que visitaban ocasionalmente la Academia para dar charlas motivacionales y captar aspirantes.

Sin dudas, el joven prometía.

Así Mateo Alonso se posicionó con Arthur Kane, Jason O'Brien y Hiro Nakamura en la cabecera de Howlland como los jóvenes más influyentes y con una capital propia que ascendía a unos cuantos dígitos. No obstante, bastaría una sola discusión para que el comportamiento del español cambiara drásticamente.

Sucedió una tarde que los hermanos estaban de pase en España por el aniversario de sus padres. Los Alonso tenían por costumbre reunirse con toda la familia, lanzar fuegos artificiales y servir champaña de la más cara; tal vez los ciudadanos de clase media tuvieran que optar por el vino económico Cava, una variante española del champán francés original, pero los Alonso bien podían darse el lujo de poseer el mismísimo líquido de estrellas.

Miguel aprovechaba para exhibir los increíbles hijos que tenía y sacar a flote las cualidades de estos. Cosa que molestaba a los demás cuando se trataba de Mateo; entre los descendientes del clan Idryo y clan Oscuro siempre existió una rivalidad silenciosa. A unos les molestaba hasta la mera prescencia de los otros, así que para los españoles tener un niño con sangre de la nefasta estirpe entre sus parientes era demasiado incómodo. ¡Cuánto más que Miguel lo aludara como a uno de los suyos!

LEGENDARIOS3️⃣ENTRE LAS GARRAS DE UNA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora