⚓️5⚓️ UNA MIRADA AL MAR

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Finales del año 12
10Ka, 50Ma.
Bajo Mundo.

Era una representación en su máximo derroche de poder.

El barco pirata más admirado y odiado, el barco que era protagonista de muchas pesadillas irlendiesas.

El imponente Atroxdiom, capitaneado por el ser más temido de los ocho mares: Maltazar.

Con dicho barco se había matado, saqueado y destruido. El mismo que había navegado las aguas más turbulentas y surcado vientos inmanejables. El que había viajado por ese espacio intermundos que otros solo conseguían atravesar con naves o en casos muy aislados, agujeros negros. Por ello y más, el Atroxdiom representaba toda una proeza, un mito hecho realidad.

Y había estado a punto de desaparecer para siempre.

Cuando las llamas comenzaron a comerse la madera, destruir los mástiles y quemar las velas, Maltazar pensó que jamás se repondría. Muchos de los tripulantes habían cobardemente saltado a la mar pero la niebla cósmica los había reducido a polvo al instante: todos eran pecadores, no podían escapar. Al menos no sin la poción indicada.

El capitán siguió tratando de apagar el crecido incendio con el agua traída por los híbridos, pero no bastaba para detener las lenguas de fuego llameantes que seguían ascendiendo a las estrellas. Entonces suspiró, absorbió tranquilidad en medio del desastre. Había decidido que esa noche no sería el fin de su preciado barco, ese por el que había matado para conseguir, por el que había arriesgado su vida y soportado dolor; porque sí, cuando despojó al antiguo Maltazar del pacto con el universo y él se ofreció como recipiente ocupando su lugar, el impacto cósmico fue doloroso. Recordaba cómo su cuerpo, maltratado y abusado, había recibido los poderes estelares, cómo resplandeció pareciendo un astro, cómo se empequeñeció frente a la ardentía y calor. El precio del cambio de ocupante para soportar un pacto que incluía al pirata oscuro y su barco había estado cargado de dolor y gritos. Pero había valido la pena, cada segundo de sufrimiento. Y definitivamente esa noche tampoco sería el fin del nuevo Maltazar.

El entorno a su alrededor era anarquía, gritos y estupor. Pero el capitán consiguió rodearse de una calma insólita y cortante, una calma que rajaba con filo dual el desorden y lo rodeaba en un trance en el que solo él trascendería. Levantó perpendicularmente las manos. En medio de la confusión de la proa y popa, esparció quietud con su poder interior. Sus ojos se mantuvieron cerrados, su semblante era pura concentración.

Clamó al viento.

Atrajo centelleantes truenos.

Formó oscuros nubarrones.

Y entonces se desató el caos en el cielo.

El firmamento respondió a los deseos de su invocador. Arriba, las nubes se revolvieron en una guerra violenta y los relámpagos anticiparon a los truenos que estremecieron con sonoras sacudidas. Pronto el cielo lanzó la amenaza de romper cada espacio y venciendo las leyes de la física de ese universo, caer a trozos, llenando el mar.

La lluvia no demoró en hacerse presente. Los truenos seguían estallando una y otra vez después de las contracciones. La elevadísima temperatura hizo que el aire continuara expandiéndose a enorme velocidad; se mezcló con el viento frío del entorno y bajó bruscamente a grados imposibles de soportar para un ser humano..., mas el muchacho había dejado de ser enteramente humano.

Ahora era el propio Maltazar, el señor del aire, el dueño de los mares y el amo de las tormentas.

La tempestad siguió tomando alcance, un torbellino cósmico envolvió al Atroxdiom y gradualmente el fuego se fue ahogando hasta desaparecer por completo. El oxígeno de la desgracia se congeló con el viento de la victoria...

LEGENDARIOS3️⃣ENTRE LAS GARRAS DE UNA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora