Año 15
10Ka, 50Ma.
Triángulo de las
Bermudas.Y ahí estaba, la oportunidad dada para que Maltazar cumpliera los deseos con los que fantaseaba y se desprendiera de toda atadura. Isis le estaba ofreciendo otra vez el intercambio: ella se rendiría a él si recibía algo a cambio. Y ese 'algo' era lo que siempre había querido, su verdadero nombre. O en términos correctos: su verdadera esencia.
Pero, ¿no era eso lo que había estado esperando? ¿No se había dicho a él mismo que de darse el caso dejaría que Isis averiguara todos sus secretos si el premio era tenerla finalmente? ¿Por qué ahora que estaba sucediendo en la realidad le costaba tanto ceder?
El enfermo corazón del hombre luchó por subir a la superficie, pero la tempestad oscura que abarcaba el alma consiguió impedírselo. La piel de Maltazar comenzó a ponerse traslúcida, y las venas negras se intensificaron, invadiéndole no solo los brazos, sino los pectorales, el abdomen... Él apretó los dientes y puños, pero la legendaria fuerza que intentaba subyugarlo se volvía dolorosa mientras más resistía. Conocía muy bien porqué sucedía aquello, y no era por negarse a decir su verdadero nombre, aquello no se trataba de un simple nombre. Maltazar debía desnudar su alma oscura para mostrar lo más inerme que le quedaba: la humanidad.
Y no estaba listo para volver al pasado. Revivir su vieja identidad. Volver a ese fragmento del tiempo y espacio que durante tantos años quiso olvidar.
Esa débil parte humana, una que él se había esforzado por quemar, ahora reclamaba resurgir de las cenizas. Poner al descubierto su pasado era resucitar lo que se había jurado desaparecer. Podía perder supremacía, vigor oscuro y tenebrosidad. Y había estado dispuesto, muchas veces, en la soledad de su alcoba. Pero una cosa era fantasear con Isis y otra que finalmente sucediera a cambio de tanto. Él... estaba convencido que su corazón le pertenecía a la princesa albina, pero todavía a Isis le faltaba conquistar algo más duro: la cabeza, esa que tejía tramas y fabricaba estrategias, esa que estaba siempre hambrienta de ambición y una vez conseguido los grados de poder necesarios, no permitía que su dueño los soltara fácilmente.
Maltazar gritó por dentro. Un grito de rabia mientras su apariencia era tan neutral que lucía como una aparición del gas tóxico del Séptimo Abismo. Y como demoraba en responder y las hileras color ónix se esparcían por su cuerpo, Isis lo tomó como una negación evidente y se separó de él, cruzándose de brazos y mirando al horizonte.
—Llévame al barco —exigió con sequedad.
Y Maltazar apenas si pudo concederle eso, trayendo una rápida ventisca que empujara el bote hacia el Atroxdiom mientras se recriminaba por ser tan entero de corazón pero tan inflexible con la cabeza.
꧁☠︎༒☠︎꧂
El capitán se encontraba en su camarote, tirado de cualquier forma sobre la gran cama, sin la capa, ni el chaleco ni la camisa, con el torso desnudo y los vestigios del clan Oscuro que escalaban en forma de grietas rehusándose a desaparecer, como si dicha esencia malévola con vida propia temiera que otra amenaza pura la subyugara. Por lo que Maltazar tenía unas ganas espantosas de perder la conciencia y que ese día pasase sin que él estuviese sobrio para contar las horas restantes.
—Sí, Capitán, en la bodega quedan al menos una docena de las variantes más añejas de Fron —informó Aracnéa cuando él la interrogó al respecto.
El capitán la había mandado a llamar con un objetivo muy específico.
—Ya sabes qué hacer, no demores —ordenó sin muchas ganas de hablar, arrastrando las palabras mientras enterraba los dedos en su cabellera color almendra que dolía desde el nacimiento, como si alguien hubiese tirado recientemente. El dolor de cabeza era insoportable. Pero más le dolía ese órgano olvidado y molesto que no servía para otra cosa que ponerlo débil y perezoso.
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LEGENDARIOS3️⃣ENTRE LAS GARRAS DE UNA BESTIA
Fantasía3️⃣ ⚜TERCER LIBRO DE LA SAGA LEGENDARIOS⚜ La belleza es poderosa, pero una buena dama conoce el peligro que se esconde detrás de la belleza. Y ahora el peligro es una bestia, convertida, forjada por el poder de las estrellas en algo que no era. Si a...