-¡Eres un imbécil!
Hyunjin rodó los ojos y se corrió unos centímetros para esquivar la botella de agua que su novia -muy pronto exnovia- le acababa de lanzar.
-¡No quiero verte nunca más! ¡Eres un idiota! ¡No puedes mantener tus malditos pantalones puestos!
-Si vas a romper conmigo solo acaba de irte y deja de gritarme, me vas a provocar una migraña. - Hyunjin se dio la vuelta y caminó hasta su armario, quitándose la camiseta que había usado para dormir en el trayecto.
-¿¡No vas a intentar siquiera darme una explicación!?-los gritos de la chica atravesaban el silencioso apartamento, provocando un agudo eco entre las paredes que solo conseguía hacer que Hyunjin se irritara aún más.
-¿Qué quieres que te explique? Tú sola lo has entendido muy bien.
-Eres un trozo de mierda, Hwang Hyunjin. - la mirada repulsiva que le dedicó pasó inadvertida para el pelinegro, quien terminó de desvestirse con toda su calma a la vez que tomaba ropa interior limpia para ir a ducharse. Ella solo salió del cuarto como una tormenta, lanzando cuantas puertas se encontró a su paso hasta que dejó el apartamento, devolviéndolo a la calma y al silencio.
Hyunjin dejó salir un suspiro de cansancio y se estiró para agarrar su teléfono de encima de la cama.
-Perra loca...- murmuró para sí mismo al ver la hora. Eran apenas las siete de la mañana, pero, al parecer, a ella le había parecido buena idea ir a reclamarle por su infidelidad en ese horario.
Esa era su séptima ruptura ese año y ni siquiera había llegado la segunda quincena de mayo. Francamente, Hyunjin ya se estaba hartando de eso. Veintiséis años de su vida lo habían llevado a tener todo tipo de relaciones, a conocer a las más disímiles mujeres, pero ninguna había durado nunca lo suficiente como para corresponder a sus necesidades.
¿Acaso era tan malo lo que hacía?
Él solo quería sexo. Sí, es verdad, lo quería varias veces al día, todos los días y con mucha variedad. ¿Pero no era eso más o menos lo normal? Él siempre era sincero y, cuando conocía a las chicas, una de las primeras cosas que les aclaraba era eso. Le gustaba el sexo. Mucho. Demasiado. Y si bien algunas lo rechazaban de plano, la mayoría comenzaban a menearse como gatas en celo y a afirmar que no les molestaba, por el contrario.
Por el contrario, una mierda.
Semanas, no, días. Eso era lo que le tomaba a la mayoría para empezar a poner excusas. Empezaban a tener problemas, a cansarse, a inventar reuniones de trabajo o asuntos familiares. No era de extrañar que Hyunjin terminara buscando desahogo en otros sitios, o más bien, entre otras piernas.
Precisamente eso había hecho la noche anterior, pues, al parecer su novia... bueno, exnovia, no entendía la necesidad que él tenía de empezar su lunes después de haberse relajado por completo. Él solo salió por la noche, tuvo sexo con alguna desconocida y ella se enteró. ¿Cómo? Hyunjin no sabe, ni le importa. Solo sabe que ya tiene muy pocas ganas de seguir intentando encontrar una chica que realmente pueda sentirse cómoda con sus... particularidades.
La ducha tibia se sintió fresca en su piel, no es precisamente lo que desearía para disipar sus tensiones, pero se conformó con eso. De todos modos, sabía que le esperaban un par de días de abstinencia. Tampoco era el fin del mundo, podía ponerse creativo con un poco de tiempo a solas. Masturbarse también es sexo y Hyunjin lo sabía perfectamente.
Su uniforme lo esperaba en el perchero donde siempre lo ponía. Pese a su caótica vida personal, Hyunjin se las arreglaba impecablemente como oficial de policía. Su vida laboral era todo lo contrario. Podía calificarse como un maniático del orden y la rectitud, su trabajo siempre estaba completamente libre de fallos o errores. Y, si bien podía llegar a tener una actitud un poco fría, sabía que su labor no exigía precisamente ser una dulzura de persona.
Estuvo listo en menos de media hora. Cuando dieron las siete y treinta minutos ya su compañero lo esperaba frente a su edificio, apoyado sobre el capó de la patrulla con un café caliente para él en una mano y su celular en la otra. Hyunjin bajó con paso ágil y su saludo fue agarrar el vaso de café y pegarlo a la frente de Felix, quien frecuentemente se absorbía en sus distracciones y solía dejar de prestarle atención a su alrededor.
-Uno de estos días te van a robar el auto. - le dijo a la vez que rodeaba el vehículo y se sentaba en el asiento del conductor.
-Es una patrulla, no creo que nadie la quiera robar. - Felix sonó incómodo mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
-Te sorprenderías.
-¿Qué te pasó en el rostro? - señaló Felix, notando como la piel de la mejilla derecha de Hyunjin estaba un poco colorada.
-Nada, peleé con la chica de turno. Ese fue su saludo de buenos días.
-¿Ya? ¡Dios mío! ¿Vas en busca del récord?
-No me jodas. - gruñó Hyunjin mientras maniobraba para poner el auto en circulación.
-Es que, en serio, tienes muy mala suerte con las chicas. - comentó Felix mientras se acomodaba el cabello fijándose en su propio reflejo en el espejo retrovisor. Hyunjin lo miró de reojo.
-No es mala suerte, sabes que tengo necesidades especiales...- comentó con desinterés a la vez que se fijaba en la imagen de Felix, quien se había quitado su gorro para mirarse. - ¿Ya te volviste a teñir el pelo? Eres un oficial de policía no una piruleta. - señaló refiriéndose al nuevo tono lila que había en el cabello del mayor.
-Podría incluso llegar a pensar que eres algún tipo de psicópata. Esa falta de adaptación sexual no es normal. - Felix ignoró el comentario referente a su cabello. Terminó de acicalarse y se colocó la gorra de nuevo. - Deberías poder controlarte un poco, o de lo contrario no deberías tener relaciones formales.
-No es lo mismo. Con cosas de una noche no se puede alcanzar una verdadera comodidad y confianza para poder hacer todo tipo de cosas. Los encuentros de una noche liberan vapor, pero ni siquiera yo me siento cómodo revelándole toda mi sexualidad a una desconocida.
Felix giró sus ojos hacia él y después volvió a mirar hacia adelante, visiblemente sorprendido por el comentario.
-Me estás haciendo pensar que la totalidad de tu sexualidad abarca confines del universo bastante inexplorados.
-No es tan así, yo puedo vivir sin mis asuntos más extremos, pero la frecuencia sí me hace falta. Las chicas empiezan a quejarse enseguida y ya no quieren hacerlo más de una vez al día, y luego ni siquiera todos los días. ¿Crees que puedo mantenerme mentalmente estable en esas condiciones?
Felix tuvo que dejar salir una risa nasal ante lo que había escuchado.
-Créeme, tener las piernas abiertas durante varias horas al día, todos los días, puede ser agotador, tienes que entenderlas. - comentó, malicioso.
-No jodas. Lo disfrutan igual. No soy malo en lo que hago.
Felix se quedó callado por unos instantes. Movió su teléfono entre sus manos mientras pensaba si debía decir o no lo que ocupaba su mente. Miró de reojo a Hyunjin, quien seguía conduciendo, con un leve rictus de seriedad en sus cejas. Ya se conocían desde hacía unos cinco años, su amistad había dado paso a una confianza casi absoluta, pero, aun así, Felix solía tener bastante tacto con las cosas que decía. Sin embargo, él era quien mejor entendía las implicaciones de la vida sexual de Hyunjin, después de él mismo, claro. Y sabía cuan afectado podía llegar a estar cuando las cosas no le iban bien en la cama. Ya la idea llevaba un par de meses dándole vueltas, sin embargo, nunca se había atrevido a verbalizarla. Quizás ahora, fuera el momento correcto.
-Hyunjin-ah...-dijo después de casi tres minutos de silencio.
-Hmm.- el pelinegro le respondió sin mirarlo, ligeramente más concentrado en la luz roja del semáforo frente a ellos que en el tono de voz dudoso del mayor.
-¿Nunca has pensado hacerlo con un hombre?
gracias a Kakure por permitirme adaptar su historia
Aclaración que no creí necesaria pero bueno asi no se sorprenden xd
Hyunjin top
Changbin bottom
🫡
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Opium - Changjin/Hyunbin
FanfictionHyunjin es adicto al sexo. Aún si no lo admite, su adicción está al punto que no puede llevar a cabo su rutina diaria si no ha tenido una buena sesión antes. Él adora hacerlo, en cualquier oportunidad, cualquier modo, cualquier persona. Por lo tanto...