Capitulo 42

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El olor del café recién hecho navegó a lo largo del silencioso apartamento. Cómodamente, recostado a la encimera, Changbin esperaba a que el oscuro líquido terminara de brotar, observando en silencio como este llenaba la taza transparente de la cafetera. Aun se sentía algo extraño en aquel lugar, moviéndose con total libertad, preparando café y buscando qué desayunar como si también viviera allí y ese no fuera solamente el apartamento de alguien con quien se acostaba. Era más extraño aún el hecho de que supiera dónde estaba el café y el azúcar, o dónde Hyunjin guardaba la cocoa que había comprado exclusivamente para hacerle chocolate a él, o que supiera exactamente las medidas para hacer el café como le gustaba al mayor. Aun si era la primera vez que se lo hacía. Aun si era la primera vez que intentaba preparar algo para los dos en aquella cocina. Inconscientemente, había grabado cada detalle, y ahora no podía deshacerse de esa sensación hogareña que le daba.

Sin embargo, aun si todavía era incómodo, no se le hacía desagradable. Esa confianza era algo que le hacía sentir cada vez más cercano a Hyunjin y, en esos momentos, era algo que le llenaba el pecho de una sensación electrizante y cálida.

Una vez que el café estuvo listo, lo vertió en una taza y le echó un par de cucharadas de azúcar, de la misma forma que había visto al oficial hacerlo en esos momentos tranquilos en los que preparaba café para sí mismo y un chocolate para él. Esta vez, sin embargo, era él quien preparaba el café para Hyunjin luego de haberse bebido un chocolate. Fue él quien buscó la taza negra que siempre le vio usar y quien probó la bebida para saber si el sabor era el adecuado. Se sentía como un escenario demasiado cursi para él, sin embargo, le gustaba. Se sentía como un preámbulo de lo que quería lograr, una prueba gratis de lo que sería tener una relación con Hyunjin.

Y le estaba gustando.

Con pasos suaves, se dirigió de vuelta a la habitación, donde Hwang yacía sobre la cama, aun profundamente dormido. Su cabello se había secado sobre la almohada y ahora era un desastre esponjoso y regado. Changbin recordaba vagamente haberlo sentido llegar al amanecer. Hyunjin solo se duchó y se metió a la cama, sin decir nada. Un breve beso sobre su frente y una risita ante sus quejidos somnolientos, solo eso recordaba haber recibido de él antes de oírlo roncar sonoramente, sumido enseguida en un sueño más profundo de lo habitual.

Incluso cuando se despertó, unas horas después, Hyunjin seguía en la misma posición sobre su almohada, respirando pesadamente. Se había puesto descuidadamente la primera camiseta que encontró y bóxers, como si todo lo que hubiera hecho luego de abrir la puerta hubiera sido en piloto automático. Changbin no pudo evitar sentir un poco de lástima por ese Hyunjin exhausto, así que le fue imposible enojarse por no haber podido tener aun esa charla que tan importante se le hacía, o, al menos, unos cuantos mimos en la madrugada.

Lo dejó dormir mientras preparaba las bebidas, él también estaba algo somnoliento luego de estar en vela durante casi toda la noche. Sin embargo, ya el mediodía iba pasando, y su estómago hambriento probablemente se encontrara en sintonía con el de él, aun si éste seguía durmiendo como si no importara otra cosa en la vida. Así que, con cuidado, dejó el café caliente sobre la mesa auxiliar y se sentó en el borde de la cama, junto a Hyunjin, dispuesto a despertarlo. Se quedó mirándolo por unos segundos, solo viéndolo así, tan calmado y tranquilo, sin su ceño fruncido o aquella expresión medio enojona y seria que traía normalmente. Aquel Hyunjin que dormía pareciendo casi inocente, algo tierno en su pequeño desastre de cabellos regados y marcas de almohada, era uno que sentía que iba a recordar durante mucho tiempo. Solo así, con la luz de la mañana que se iba, ambos en silencio, en aquella habitación, se sentía como uno de esos recuerdos que podían llegar a durar para siempre.

—Hey... —Acarició su cabello, finalmente rompiendo la inercia— Hyun... despierta. Hey...

Pasó de rozar su cabello a sacudir suavemente su hombro, consiguiendo que el mas alto hiciera un puchero y se diera la vuelta, apartándose del molesto roce. Changbin sonrió, enternecido, y decidió atacar un poco más fuerte. Se dejó caer sobre la espalda ancha y fresca, usando sus antebrazos para evitar que todo el peso le cayera encima. Aun así, lo escuchó dejar salir un poco de aire, finalmente abriendo los ojos.

Opium - Changjin/HyunbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora