Sus ojos brillan aún más que el reflejo de las estrellas sobre el mar en la oscuridad, su sonrisa te abraza como el aire en invierno, su sola presencia hace que mi corazón se estremezca con solo verle de lejos.
Llegaste a mi vida para darle un color...
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–¡______! ¡¿Dónde estás?!.– pregunto el chico de goma preocupado ya que habían caído de una gran altura.
–Aqui estoy.– mencionó la chica la cual había caído encima de un cadáver.–¿Que es esto?.– ______ levantó el cadáver analizandolo.– Solo es un cadáver, menos mal.–
–Ahh, que bueno que estés bien.– dijo luffy con una gran sonrisa.
–¡¿Que estás haciendo?! ¡Aisa!.– exclamó la navegante al ver a la niña apuntando con algo que parecía ser espada, al caballero.–
–¡El es nuestro enemigo!, ¡El se robo nuestras tierras y se apropió de ellas! Me encargare de tomar su vida.– menciono Aisa sin dejar de apuntar al caballero el cual se encontraba en el suelo.
–Dime, ¿De que servirá que tomes su vida?.– pregunto nami.
–El era el líder de los habitantes del cielo antes de la llegada de Enel, y ellos nos despojaron de nuestras tierras ¡Todo fue su culpa!.–
–Pero, ¿Eso no sucedió hace cuatrocientos años?.– pregunto _____.–El no pudo hacerlo.–
–Si mi vida es suficiente para darle al mundo, estoy dispuesto a sacrificarme.– dijo el caballero sorprendiendo a los presentes.– Sin embargo, no creo que sea una situación en la que mi vida sea suficiente, la batalla entre los Shandias y los habitantes del cielo no ha cambiado, no encuentro la manera para disculparme de lo que mis ancestros les hicieron a los Shandias, lo he intentado, pero no soy capaz de hacer algo para arreglar las cosas.–
–Pero si fue culpa de sus ancestros no tiene porqué sentirse culpable, no ha sido su culpa.– _____ miro al anciano el cuál tenía la mirada en el suelo.
–Aún así, quisiera disculparme con todos esos Shandias que estuvieron esperando en recuperar sus tierras... Realmente lo lamento.–
–El caballero raro se ha esforzado tanto, ¿En verdad piensas acabar con el?.– Nami se cruzó de brazos esperando una respuesta de la niña.
–¡Nunca vamos a poder vivir en armonía con estos malvados!.– exclamó Aisa sin en la misma posición.
–¡¿En verdad te parece malvado?! El está dispuesto en dar su vida para que puedan vivir en paz, ¿En verdad piensas acabar con el?.– dijo nami un poco exaltada.– Responde.
