Era miércoles catorce de noviembre, y acababa de salir del instituto.
—Hasta mañana, chicos —nos despedimos Jaden y yo de Caleb y Chloe.
—O no —dijo Caleb.
La rubia le pegó en el hombro. Parecía que las cosas entre ellos fluían bastante bien. Me alegraba mucho.
—Venga, adiós —dijo riendo ella.
Nos subimos en el coche de Jaden y fuimos a mi casa. Como en estas últimas semanas él me llevaba a casa, Gabriel no venía a buscarme. De hecho, ni siquiera me traía. Todo lo hacía Jaden.
A veces sentía que era un estorbo, pero él me dejaba claro que no era así.
Cuando llegamos, me despedí y salí del coche.
Abrí la puerta y me sorprendió no ver a papá en el salón.
Tampoco me preocupé; estaría en el baño o habría salido a dar un paseo.
Entré en mi habitación y lo que vi me dejó de piedra.
Todos mis libros destrozados, sus trozos esparcidos por todo mi cuarto.
Tampoco eran muchos, cinco o seis, pero eran lo más preciado que tenía. Me había costado muchos vídeos de mi canal de YouTube conseguirlos.
Comencé a llorar porque sentí que ese esfuerzo se había ido a la mierda en tan solo un par de segundos.
Me agaché y cogí las piezas que pude, intentando unirlas. Fue inútil. Estaban rotos y no se podían arreglar.
Un papel en específico llamó mi atención.
Era una nota.
De papá.
"Esto es por haberme jodido la vida. Ahora me toca a mí joderte la tuya"
Lloré y lloré, hasta que ya me hube calmado. Decidí ir a buscar a la única persona que sabía que me iba a poder ayudar en ese momento.
Jaden.
Porque Gabriel no estaba.
Y Caleb y Chloe no entendían lo mucho que yo amaba los libros.
——————————
—Hola, ¿está Jaden? —le pregunté a Laura.
—Sí, está arriba. ¿Todo bien, Aria?
Negué con la cabeza y entré en su casa para ir a la habitación de mi mejor amigo. Ya había estado aquí varias veces, así que sabía el camino.
Llamé a la puerta.
—Adelante —dijo él.
La abrí.
—Hola —dije. Y volví a llorar.
Me acerqué a él y le abracé. Jaden respondió a mi abrazo, estrechándome con fuerza.
—¿Qué ha pasado, Ariadna?
No me iba a enfadar por haberme llamado de esa forma, no esta vez.
—Mi padre... Me ha roto todos los libros que me había conseguido comprar —dije en un hilo de voz, entre sollozos.
Él no dijo nada, solo se limitó a acariciarme la espalda, consolándome.
—Tranquila, eso se puede arreglar.
—¡No! Están destrozados en mil piezas. No se pueden arreglar, ya lo he intentado.
Le estaba dejando la camiseta azul llena de lágrimas y mocos, pero a él no pareció importarle.
—Siempre se pueden comprar más.
—Eso es muy fácil decirlo cuando vas sobrado de dinero. No lo entiendes.
—Claro que te entiendo.
—¡No! ¡No me entiendes!
Suspiró mientras yo seguía llorando.
—Aria...
—¡Es que tú eres millonario y te la suda todo lo que tenga que ver con gastar! ¡Pero yo no! ¡A mí me duele porque no soy de tu misma clase! ¡Yo llevaba desde los doce años haciendo vídeos para mi canal, ganando una cantidad mínima de dinero! ¡Y cuando, por fin, pude comprarme mis primeros libros, fue la mejor sensación del mundo!
Me calmé unos segundos.
—Poder leer un libro en físico es un privilegio que no todos podemos tener, Jaden.
Volvió a quedarse callado.
—Está bien, lo entiendo.
Sorbí por la nariz y me separé de él.
Nuestros ojos se conectaron.
Sus manos se pudieron a ambos lados de mi cara.
Su pulgar acarició mi mejilla izquierda.
—Está bien, Ariadna. Te entiendo —repitió.
Sus ojos azul eléctrico me hipnotizaron. Eran tan bonitos. Y cuando me miraba le llegaba un brillo que los hacía aún más especiales.
—No me llames así —dije, y él sonrió.
—¿Por qué te molesta?
Quise desviar la mirada, pero estaba hipnotizada.
—Es... Mi familia. Me llamaban así y... Me duele.
Apartó un mechón de cabello de mi cara, dejándola más al descubierto.
—¿Pasó algo con tu familia?
—Sí... Jaden, yo... A mí...
Me quedé callada unos segundos, meditando si decirlo o no.
—Me gustan las chicas.
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khe :o
Perdón por no estar muy activa, el insti me pone mal :(
Nos vemos mañana <3
-Albita
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Aunque no lo pidas (Deseos #1)
Romance«Quiero ser la melodía de las canciones que cantas. Las zonas iluminadas de un retrato en blanco y negro. Quiero que seamos los protagonistas de nuestra propia novela romántica.» Bilogía Deseos COMPLETA Alba Navarro