Capítulo 27: Ariadna

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ADVERTENCIA

Este capítulo contiene temas polémicos como:

1.- La religión desde el punto de vista de un ateo

2.- LGBTfobia 

3.- Roles de género

Si se me olvida alguno, pido perdón por adelantado.

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Capítulo 27: Ariadna

Ya era Navidad.

Y se cumplían dos años desde que mi familia me mandó a la mierda.

Desde la primera vez que dije el nombre de mi orientación sexual en voz alta.

No tenía ganas de nada.

Bueno, sí: de llorar.

Fue lo que hice durante toda la mañana. Estábamos de vacaciones, así que no tenía nada que hacer. Ni deberes, ni trabajos, ni nada de nada.

Estaba en mi cuarto, sola. Todavía seguía en aquella discusión con papá, pero no era nada nuevo para nosotros. Cuando llegamos a Los Ángeles estábamos igual. A pesar de haber estado todo este tiempo sin hablarnos, era como si estuviéramos acostumbrados a estar de esa forma.

A las cuatro de la tarde alguien llamó al timbre de casa. Estaba Gabriel, por lo que no me tuve que levantar a abrir yo. Papá había salido —por suerte—.

Mientras me secaba las lágrimas con el edredón de color negro que tenía sobre mí, alguien quiso entrar a mi habitación.

—Aria —dijo mi hermano, —es Jaden.

Sorbí por la nariz y me senté en la cama, que hasta ahora había estado tumbada.

—Pasa.

La puerta se abrió.

—Hola, amor. Feliz Navidad.

Era la primera vez que me llamaba de esa forma.

—Yo os dejo —anunció mi hermano antes de irse.

Jaden cerró la puerta y se acercó a mí.

Tenía un ramo entre sus manos.

Un ramo con seis objetos rectangulares envueltos en papel de regalo morado y azul.

Morado porque era mi color favorito.

Y azul por el azul de sus ojos.

—Te he traído un regalito. ¿Has estado llorando? —preguntó con preocupación, al ver mis ojos rojos.

Asentí con la cabeza y volví a sorber por la nariz.

Se sentó a mi lado. Dejó el ramo de libros sobre la cama, en el espacio que había entre nosotros y la pared.

—¿Quieres hablar de ello?

Me encogí de hombros. No le estaba mirando.

—Sabes que haré lo posible por ayudarte, Ariadna. Si sientes que desahogándote conmigo estarás mejor, adelante. Yo te escucho.

—Es que... —dije al cabo de unos segundos, que habíamos pasado en silencio.

Lágrimas volvieron a salir de mis ojos.

Aunque no lo pidas (Deseos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora