Capítulo 23: Ariadna

13 3 19
                                    

¿Qué acababa de decir?

No me lo había inventado, ¿o sí?

O sea, que lo había dicho de verdad.

En plan, muy serio y todo.

Le gustaba a Jaden.

Al chico que a mi también me gustaba.

Jo-der.

No supe qué decir.

—No hace falta que respondas ahora. Tómate tu tiempo, pero... Solo quería que lo supieras. Me gustas, Ariadna. Más que las mandarinas, y mira que están buenas.

—A mí no me gustan —dije, cambiando el tema. Me estaba poniendo nerviosa.

—Bueno pues a mí mucho, pero me gustas más tú. Y... No sé, a lo mejor... ¿Te gustaría...? Agh, joder.

Se frustró porque no le salían las palabras.

Aunque ya me hacía una idea de lo que me quería decir.

Me iba a preguntar si...

No, eso era imposible.

Nadie nunca iba a pedirme ser su novia, y menos el chico que me gustaba desde que me demostró que se preocupaba por mí, y que le importaba cómo me encontraba.

Eso era.

Era una broma.

A pesar de ello, no me reí. No me hizo gracia. Estaba jugando con mis sentimientos y eso no era algo bueno.

—Jaden —le llamé. Me miró, —no me ha gustado esa broma.

Juntó las cejas.

—No es ninguna broma, Aria. Me gustas mucho, de verdad. Desde hace tiempo. Es decir, cuando te vi por primera vez, me pareciste muy guapa y muy tímida, así que quise conocerte. Luego... Empecé a sentir cosas. Hablamos todos los días, quedamos mucho para pasar tiempo juntos, nos preocupamos el uno por el otro... ¿Cómo no me iba a enamorar de ti, si estás en mi mente todo el maldito día?

—¿Estás enamorado? ¿De mí? —dije, señalándome con el dedo, aún sin creérmelo.

Apartó la mirada y volvió a mostrarse frustrado.

—Joder, es que no lo sé. Por un lado, siento muchas cosas cuando estoy contigo. Cosas buenas. Pero por otra parte, estoy asustado. Yo no quiero enamorarme. No después de lo que me hicieron.

Tomé una respiración profunda, asimilando lo que estaba ocurriendo.

Yo solo quería el cariño de un amigo para olvidarme de una situación triste, no que mi mejor amigo me confesara que se había enamorado de mí.

—Yo jamás te haría daño —le aseguré. —Eres mi me... Eres muy importante para mí y no quiero perderte. Me has ayudado como nunca antes nadie lo había hecho, ni siquiera tu madre me ayudó tanto. Y lo mejor es que no lo has hecho queriendo. Apareciste en mi vida en mi momento más oscuro, y ahora no pienso dejarte ir. Tú me has ayudado a creer en mí, aunque eso todavía siga costando. Jaden, yo te quiero, pero nunca he tenido novio ni novia. Y yo también tengo miedo. Después de lo que me hicieron Liz, Valerie y Arizona no he vuelto a confiar en nadie. Hasta que me demostraste que podía confiar en ti, que puedo confiar en ti. Y ahora que tú me has dicho esto, puedo decírtelo yo también. Siento cosas, pero no sé qué siento. No sé si son mariposas o ansiedad. Si son ganas de que me vuelvas a besar como la otra vez, o de si quiero estar lejos de ti porque me da vergüenza recordarlo. Jaden, yo...

Y no pude decir nada más, porque sus labios atraparon los míos.

Esta vez sus movimientos fueron suaves, delicados. Como si le diese miedo que yo pudiera romperme en mil pedazos.

Aunque no lo pidas (Deseos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora