Saludé a una de las madres de Caleb, la madrileña —la otra era estadounidense—, ya que me había abierto la puerta. Ella me saludó con gusto.
—Caleb está en el baño, saldrá en unos minutos.
—De acuerdo. Perdón por llegar tarde.
—Tranquilo, solo han sido cinco minutos.
Pasé por el salón y saludé a su otra madre, que estaba viendo la televisión. Como ya había estado aquí varias veces, aunque lo más común era hacer este tipo de cosas en mi casa, ya sabía el camino a su habitación.
Cuando llegué, dejé la mochila al lado de la puerta, en un rincón.
Archie todavía no estaba, así que supe que era el primero en llegar.
Al cabo de unos minutos —durante los cuales estuve sentado en su cama, mirando las redes sociales—, apareció mi mejor amigo.
Solo llevaba una toalla alrededor de su cintura, pues acababa de salir de la ducha.
—Ah, hola, Jaden. Mamá no me ha dicho que habías llegado. ¿Llevas mucho esperando?
Me levanté.
—Hola. La verdad, no lo sé.
—Vale. No te importa que me vista aquí, ¿verdad?
—Como quieras.
No iba a ser la primera vez que veía a Caleb desnudo. Ni la última. Él conmigo tenía este nivel de confianza. Yo todavía no había llegado ahí, pues era muy reservado, pero si en algún momento eso llegaba a suceder, estaba seguro que él no se iba a burlar de mi cuerpo.
A comparación conmigo, a Caleb no le importaba mostrar el suyo a los demás. Obviamente respetando unos límites. Era más musculoso que yo. De hecho, en varias ocasiones, llegué a recibir comentarios infravalorándome por no tener los músculos tan marcados como él.
Las primeras veces, en alguna fiesta en una casa con piscina o en las duchas de los vestuarios, no me importó. Sin embargo, con el paso del tiempo, y a raíz de que la cantidad de personas que me lo iban diciendo iba incrementando, comencé a sentirme muy inseguro por cómo me veía.
Cada vez que me iba a acostar con alguna chica, debía apagar la luz.
Pensando en eso, me acordé de Aria.
Rectifico: pensando en hacer el amor con alguien, pensé en Aria.
¿Por qué?
Ni idea.
Pero había pensado en ella.
Bueno, quizás sí que sabía el motivo.
Recordé el beso, ese maldito beso.
Joder, tenía muchas ganas de volver a besarla. E incluso de...
"No, Jaden. Para. Ella no te quiere de esa forma, deja de pensar en Ariadna como a alguien más que una amiga."
Joder.
—¿Tardará mucho Archie? —pregunté, para desviar mis pensamientos.
—Nah, no creo. A ver, siempre llega tarde, pero tampoco llegará más de un cuarto de hora.
—Mhm.
Caleb ya se había vestido.
Estuvimos hablando un rato más, hasta que de repente, alguien llamó al timbre.
—Voy a abrir, debe ser él —dijo Caleb.
Y, efectivamente, era Archie.
—Hey, Jaden —me saludó, entrando por la puerta de la habitación de Caleb.
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Aunque no lo pidas (Deseos #1)
Romance«Quiero ser la melodía de las canciones que cantas. Las zonas iluminadas de un retrato en blanco y negro. Quiero que seamos los protagonistas de nuestra propia novela romántica.» Bilogía Deseos COMPLETA Alba Navarro