—¿Qué cojones estás haciendo aquí?
—Buenas tardes, primero, ¿no? —dijo con esa sonrisa que alguna vez llegué a amar. Ahora me producía arcadas.
—No te voy a repetir la misma pregunta dos veces.
—Qué bonito que me recuerdes. ¿Sabes? Yo también he estado pensando en ti mucho últimamente. Es por eso que vengo a recuperar lo que siempre ha sido mío.
—Pues pierdes el tiempo.
Y le cerré la puerta en las narices antes de que abriera la boca.
Me di media vuelta y me dispuse a volver a arriba. Sin embargo, Aria apareció en mi campo de visión, bajando las escaleras.
—¿Quién era? —preguntó con inocencia en su voz.
—Nadie importante, podemos volver a arriba.
Pero se volvió a escuchar el timbre.
Solté un sonido de cansancio y asco al mismo tiempo.
—Ve subiendo, ahora vengo.
—Vale... —No parecía muy convencida.
Esperé a que se moviera para abrir la puerta de nuevo, y poder decirle a Jane que se fuera o que llamaría a la policía. Cuando vi que se daba la vuelta para subir las escaleras, esperé a que estuviera arriba para abrirla.
—Jane, te juro que como no te vayas, voy a llamar a la policía y decirles que me estás acosando.
—¿Tanto te molesta mi visita? Antes las amabas. —Se acercó a mí y yo retrocedí unos pasos. —Y más cuando acabábamos en tu habitación fo...
—Hola.
Esa no había sido la voz de Aria.
No, ¿verdad?
Sí.
Mierda.
Me giré de forma abrupta para mirarla.
—Te he dicho que me esperes arriba.
—Y yo te he preguntado quién era. —Se acercó a nosotros y le tendió la mano a la mujer de diecinueve años que estaba frente a mí. —Soy Aria, encantada.
Esta la miró de arriba abajo y le dedicó una mueca de asco que duró un milisegundo. Ariadna se dio cuenta de ello, pero no apartó la mano. Después, Jane la estrechó.
—Soy Jane, un placer.
Los músculos de Aria se tensaron y la soltó intentando ser lo más disimulada posible.
Yo me había dado cuenta, porque la conocía bien.
Aria tragó saliva.
—Bueno, yo... Me voy arriba, no quiero molestar.
Se dio la vuelta, dispuesta a irse.
—¿Cuánto tiempo lleváis siendo amigos? —se "interesó".
Mi novia se quedó quieta al escuchar su voz. Me miró pidiendo ayuda a gritos.
—No es mi amiga.
—Ah, vale. Entonces, supongo que será una compañera de clase, de esas raritas con gafas que van de listillas pero que no saben ni sumar.
—Es mi novia.
Jane se rió a carcajadas. Ya había entrado en casa, así que no pude cerrarle la puerta de nuevo.
—¿En serio? Joder, Jaden. Qué bajo has caído. Me esperaba más de ti, la verdad.
—Salir contigo sí que fue caer bajo.
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Aunque no lo pidas (Deseos #1)
Romance«Quiero ser la melodía de las canciones que cantas. Las zonas iluminadas de un retrato en blanco y negro. Quiero que seamos los protagonistas de nuestra propia novela romántica.» Bilogía Deseos COMPLETA Alba Navarro