Prólogo

1K 87 15
                                    

Barcelona, España. Años antes, a las 11:05 pm.

- ¿Estáis bien?

- No vuelvo a tomar alcohol en mi vida. Ni sé por qué lo hago, ni me gusta. - Dijo un chico de ojos azules mientras intentaba recuperar el equilibrio en el departamento de un amigo.

- No, ya me voy, ya es tarde.

- Espera, tu sudadera.

- Gracias. - Tomó su sudadera y salió de ahí como pudo. Aún podía conservar el equilobrio, aunque con dificultad cada paso se volvía más fácil y más estable.

Sintió que su estómago se revolvía y justo pasaba por un parque, así que decidió sentarse un momento para descansar.

Era una noche fría y fresca, el clima era muy bueno pero no era feliz ahí. Sentía que algo le faltaba.

Una niña pasó corriendo y se tropezó frente a él.

- ¿Estáis bien? - Le preguntó con preocupación pero la niña sólo se levantó, lo miró, y se fue corriendo como si nada hubiera pasado.

De repente notó que en el suelo, había dejado caer una muñeca cabezona muy bonita. El chico la tomó entre sus manos y la observó con detenimiento...

- Bratz... - Pronunció para sí mismo.

Buscó con la mirada a la niña que la había extraviado, pero no logró encontrarla, así que dejó la muñeca sobre la banca y se marchó a casa.

Veracruz, México. Años antes a las 11:11 pm.

- Dile a tu hermano que ya vamos a cenar.

- ¡Ya vamos a cenar!

- Ve a decirle porque seguro tiene los audífonos.

La chica pelinegra se levantó y fue a la habitación de su pequeño hermano, quien se había quedado dormido con los audífonos puestos. No quiso despertarlo, así que le quitó los zapatos, lo cubrió con una sábana y luego le quitó el celular y los audífonos.

En la pantalla, había un vídeo de un chico llamado "Scrumpy", y aunque quiso ser la típica hermana chismosa, el celular se bloqueó y no pudo desbloquearlo. Lo único que quería saber era qué miraba su pequeño hermano que lo entretenía todo el día en el celular, es decir, tener alguna pista de cómo poder llevarse mejor con él, que últimamente se volvía más y más difícil.

La chica pelinegra fue a cenar con sus padres y antes de dormir, aún continuaba con ese nombre "scrumpy" grabado en la cabeza, así que decidió buscar en internet.

Para su sorpresa, lo único que apareció fueron imágenes de bebidas alcohólicas.

- ¿Lo recordé mal? Estaba segura de que era Scrumpy...

Se dio por vencida y apagó su celular para conciliar el sueño.

Barcelona, España. Años antes, a las 11:11 pm

Unos tenis se acercaron a la banca donde estaba la muñeca Bratz, y sobre ella, dejaron una servilleta para "cubrirla del frío". El chico ojiazul supuso que estaba tan borracho que la culpa de dejar a la muñeca sola y desamparada no lo dejaría dormir, así que con esa servilleta seguro sería suficiente para borrar sus culpas. Es que la mente de un borracho era extraña, hasta tenía grabada la cara de esa muñeca en su mente mientras se alejaba.

- Pequeñita, labios grandes... Pequeñita, labios grandes... Pequeñita... Mi tipo de ideal... Pequeñita, labios grandes... - Balbuceó todo el camino y al llegar casa, se quedó profundamente dormido, olvidándose de todo.

CRYMUA | Tomatitos y otras formas de encontrar a tu destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora