BONUS #15

514 61 10
                                    

Mientras Cry había subido a dejar a Yeri en su habitación, Pipe que había formado fuertes lazos con los americanistas de la fiesta estaba muy emocionado compartiendo sus conocimientos sobre fútbol. Diego preparaba micheladas en la cocina y escuchaba atento a pesar del sonido de la música proveniente de una bocina en la sala.

- ¡Siempre fieles, siempre azulcremas! - Gritaban con entusiasmo.

- Pues yo le soy fiel a las Chivas. - Dijo Diego acercándose con un par de micheladas apunto de derramarse, llegando al borde del vaso en cada paso.

- Nooo, ¿cómo vas a decir eso? No le sabes.

- ¡Azulcremas! ¡Azulcremas! - Gritaron algunos americanistas uniéndose a Pipe para abrazarse entre ellos y dar saltitos hacia Diego, entre tanto alboroto, las micheladas terminaron derramándose sobre la bocina y adiós música. Todos guardaron silencio mirándose unos otros tratando de buscar al más débil para culparlo y acusarlo con mamá y Papá Bratz, pero mientras se decidían por eso, escucharon algo que no debieron escuchar.

- No, no, no. No empieces de traviesa que me quedo, eh. - Pipe puso especial atención, pues definitivamente esa era la voz de su mejor amigo.

- Siii, quédate.

- No, no seas coqueta. 

Los ojos de todos se abrieron como platos.

- Ahora sí, descansa, nos vemos pronto. Abraza a tu conejo si me extrañas, mmuaah, te quiero guapa.

- Te quiero más, guapo. ¡Mmuuah!

Se quedaron en shock un momento, pero cuando escucharon al español bajar las escaleras, unos corrieron a buscar algo para secar la cerveza del suelo y otros se inventaron cualquier conversación al azar para disimular.

Pipe quizo decirle algo a Cry para burlarse, pero Diego se apresuró y lo abrazó fuertemente evitando que hablara.

- ESTÁ BIEN, TE PERDONO QUE SEAS AMERICANISTA.

A Diego no le convenía que expusieran a su mejor amiga y a su novio, pues la pelirroja muchas veces se había echo de la vista gorda cuando era necesario y ahora era su turno de devolver el favor.

Cry ni se enteró de que todos lo escucharon, así que cuando mamá Bratz se acercó a ofrecerle transporte, él actuó con normalidad. Mientras, Papá Bratz salió al patio para llorar... ¿Su hija estaba enamorada de un buen hombre? Y además el buen hombre la correspondía. No podía ser más feliz.

CRYMUA | Tomatitos y otras formas de encontrar a tu destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora