Bonus #7

549 68 10
                                    

Edward (de mujer) decidió que ya era tiempo de vaciar su mochila y acomodar lo que había en ella. En una de las bolsas pequeñas, sacó una prenda roja.

- ¡El tangaaa! Mira, Happy, un tanga de diablillo.

Tomó la pequela prenda y se puso frente al espejo.

- ¿Me lo pruebo? Igual nadie va a saberlo.

Su gato no mostraba ni el más mínimo interés por lo que su padre humano le decía, así que Edward tomó la decisión propia de probarse esa prenda tan "traviesa".

Se quitó los pantalones y luego, deslizó la tanga por sus piernas hasta ponerla en el lugar debido. La sensación era rarísima, era la cosa más incómoda del mundo pero sí que le causaba gracia verse a sí mismo usando el disfraz que Yeri había comprado para él.

- Esa mujer está loca, ¿verdad, Happy? - Cuando volteó para mirar a su gato, éste ya no estaba en la cama. - ¿Happy? ¡Happy, suelta! ¡No es juguete! - Happy se había lanzado a la cola de diablillo para jugar con ella y Edward ya no sabía cómo quitárselo. - ¡Yaaaa, Happy! ¡Suelta! ¡Suelta ya! ¡Joder, que sueltes!

En cuanto Happy lo soltó, salió corriendo de su habitación, pero su mascota se empeñaba en perseguirlo.

- ¡HAPPY, QUE NO, JODER! ¡YA TE DIJE QUE NO!

Al final, tuvo que ponerse un poco de pomada en los rasguños que Happy le había dejado en el trasero.

- Happy, estoy enojado contigo, mira cómo me has dejado. Ostia... Por tu culpa no le podré mandar foto a Yeri. ¿Estás contento?

 ¿Estás contento?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CRYMUA | Tomatitos y otras formas de encontrar a tu destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora