Capítulo 8: Te quiero

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Mientras en Tiktok se volvían locos creando edits, Cry y Yeri se volvían locos mirando cada uno de ellos. Habían muchas cosas de las que nisiquiera se acordaban por los nervios del momento, y muchas otras que llevaban grabadas en la mente y eran imposibles de borrar.

Cada vez que interactuaban con sus seguidores siempre mencionaban el ship y preguntaban si se verían de nuevo. Claro que querían verse de nuevo, estaban más que dispuestos, pero tenían tantos planes pendientes que sólo les quedaba esperar a encontrar un buen momento, además, verse tan pronto no sería bien visto y las especulaciones de que el ship era real, serían aún más intensas.

Estar lejos el uno del otro sí que había ayudado a Cry, y es que eso lo ayudaba a no pensar en Yeri y mantenerse tranquilo. Incluso podía controlar sus emociones (la mayoría de veces) en stream cuando veía vídeos de ella.

En cambio, para Yeri sucedió lo contrario. A la pelirroja le causaba cada vez más ansiedad saber sobre Cry, revisaba sus redes sociales, entraba a su grupo de difusión y veía sus streams cada que tenía tiempo. Ni hablar de las veces que revisaba su celular esperando encontrar un mensaje de su chico de ojos azules. Eso estaba mal, no quería volver a sentirse ansiosa y desesperada por la atención de alguien, así que acordó una cita con su psicólogo y pese a tener miles de cosas por hacer, estuvo en el consultorio justo a tiempo.

- ¿Señorita Yeri?

- Sí.

- Pase, por favor.

La gente se cree que tener un trastorno es fácil, o que lo fingen, o que está en sus manos controlarse, pero no siempre es así. Si alguien pudiera controlar su trastorno, entonces no lo tendría, ¿cierto? Basta con fijarnos a nuestro alrededor y observar a detalle para averiguar quién tiene control sobre su propia mente y quién no. La verdad es que son demasiadas las personas que no tienen control, unas en mayor medida y otras apenas de forma moderada.

Yeri necesitaba ayuda para canalizar sus emociones de forma correcta, y es que ella sentía la necesidad de arruinar las cosas porque eso la hacía sentir mejor consigo misma y con su vida. Su euforia y su alegría la llevaban a actuar de maneras de las que siempre se arrepentía, y entonces venía la depresión y la culpa... Una profunda culpa.

¿Qué pasaba si lo que estaba sintiendo por Cry era sólo una mala jugada de su mente? No sería la primera vez que le sucediera pero, de algo sí estaba segura... Quería conservar al menos su amistad, y para eso necesitaba ayuda.

Después de una larga sesión, se sintió un poco más despejada. Su psicóloga le recomendó salir con amigos, distraerse en otras actividades y limitar el tiempo en el que Cry estuviera presente en su vida. Menos mensajes, menos menciones de él en vivo, menos edits. Le iba a costar, pero confiaba en que el medicamento que su psiquiatra le había dado, controlaría su ansiedad por saber de él.

- Yeri Mua, la que trae los chakales por detrás. ¿Ya te dormiste? - Escribió Cry al no haber recibido un mensaje de ella en todo el día.

Yeri vio el mensaje y se debatió entre contestar o no. ¿Sería maleducado de su parte no responder? ¿Y si sólo usaba esa excusa para saciar sus ganas de escribirle? ¿Qué era lo correcto? ¿Responder o no responder?

Bueno, podía ser algo importante, ¿cierto? Son figuras públicas, todo puede pasar, tal vez quería decirle algo.

- Estoy despierta.

- ¿Qué te mantuvo ocupada hoy? ¿Tuviste un buen día?

- Me reuní con mis amigos de fullbrand y luego tuve que revisar unas cosas para mi viaje a España. ¿Y tú?

Cuando Edward leyó ese mensaje, se sintió inseguro. Recordó que Yeri tenía una cercanía especial con esos chicos, y enterarse de que iría a España también le preocupaba. ¿Y si ella se sentía atraída por alguien más? ¿Y si conocía a alguien en España? Él no podía hacer ni decir nada porque al final, eran sólo amigos, además ese día parecía haberse olvidado de él por completo.

CRYMUA | Tomatitos y otras formas de encontrar a tu destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora