¿Cómo habría sido su vida si el amor lo hubiera envuelto como un refugio, si alguien lo hubiera amado con la pureza de quien no pide nada a cambio? Desde el instante en que lo vi, supe que mi corazón ya le pertenecía. No hubo dudas, no hubo miedos...
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"Nuestros ojos son ventanas a un mundo de fuego, donde el deseo arde como una llama eterna que nunca se extinguirá".
Me miraba al espejo buscando la manera de calmar todos los nervios que sentía en ese momento, pero por que? Nos habíamos visto en varias ocasiones, por supuesto, en 4 paredes, o en su rancho.
Esta vez, estaríamos en pleno centro de Los Ángeles, vulnerables ante cualquier camarógrafo o persona que conozca a Michael, no tenia idea de que tenia planeado hacer, pero trataba de repetirme que debía aceptar el hecho de que tarde o temprano se iba hacer publico todo esto.
decidí llevar un vestido negro con corte de cuello tortuga y manga larga, aunque el clima acá era mas caluroso que frio no me fiaba mucho, entonces para hacer juego me coloque unas medias pantys color negro, unas botas y sobre el vestido un chaleco largo gris que llegaba a la misma altura que el vestido, aunque con el maquillaje no era muy amistosa opte por solo corregir alguna manchas y un poco de color en mis parpados.
a las 20hrs exactas Michael me hace un llamado diciendo que había llegado y estaba abajo junto con Bill, me asome en la ventana de mi living que daba en dirección a la calle, y ahí estaban ambas camionetas, apoye mis manos en el marco y sonreí, me sentía como una adolescente saliendo con el chico mas popular de la preparatoria.
Baje y nuestro guardia de torre me sonríe diciéndome lo linda que me veía, era el señor John, un caballero de 65 años aproximadamente, desde que me mude trabaja allí y es una persona humildemente amable.
Al salir, Bill se encontraba ya de pie junto al auto con ambas manos cruzadas y una sonrisa de oreja a oreja, debido a mi timidez le sonreí bajando mi mirada mientras acomodaba un mechón de cabello que se revelaba.
.- Luce muy linda Señorita Elisa.
.- Gracias Bill.- le sonreí, abre la puerta del auto y me hace la seña para que entre.
Y ahí estaba, mirándome fijamente con una sonrisa tan cómplice como la noche, vestía totalmente de negro a excepción de su infaltable camiseta blanca con corte en V, dejando ver parte de su pecho y su largo y esbelto cuello. La chaqueta tenia detalles brillantes del mismo color y tenia unos pantalones tallados a su cuerpo, su cabello esta noche era semi ondulado, como la noche de los Grammys. Michael era de esos hombres nada convencionales que podía volverte loca, con su toque femenino y masculino al mismo tiempo, su delicadeza y detallismo en si mismo, que hacia que disfrutaras de la vista.
.- Estas realmente preciosa.- tomo una de mis manos y la acaricio dándome cuenta de su tacto.
.- tu también lo estas.- y era verdad, Michael no era capaz de verse realmente como lo veía yo, o muchas mujeres, era precioso.
Emprendimos vía y mientras eso ocurría yo solo sentía como las manos de Michael acariciaban mis brazos dando movimientos repetitivos y provocando escalofríos en mi.