𝐃𝐄𝐒𝐏𝐈𝐄𝐑𝐓𝐎 𝐄𝐍 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 oscuridad. Algo se mueve por los pasillos, pero quedo acostada en el colchón sin mover el cuerpo. Katsuki duerme a mi lado; oigo su respiración. Y por la ventana el mismo cielo rojo aumenta la intensidad de sus colores. Lo observo en silencio. No puedo comprender mi estado mental. El hospital, como era de esperarse, a todas horas está rodeado de adefesios. Pero el ruido que sentí hace unos momentos fue diferente, mucho más calculado y sigiloso.
Tomo la linterna y la enciendo. Apunto a la mochila. Los objetos del interior están botados en el suelo, igual a como los recordaba, pero tengo la sensación de que falta algo. Siempre permanece en mí la percepción de que las cosas, hasta las más mínimas, cambian. O es que mi mente ya presenta fallos. Sin embargo, no perdería nada con corroborarlo por cuenta propia.
Me levanto cuidadosamente y camino hacia mis pertenencias. En realidad, no sé qué es lo que busco dentro de ese cacharro. De tanto manipular el cierre a la fuerza se empezó a abrir de las esquinas. Las correas se unen por hilos finísimos. Bastará con un jalón para romperlas, y no cuento con hilos o agujas para coserlos de nuevo. Quizás, en nuestra visita al supermercado, me hubiese tomado un momento para husmear en las tiendas escolares si había una en mejor estado. Pero lo cierto es que ya no pienso, y si lo hago, solo hay espacio en mi cabeza para cosas malas.
La puerta del cuarto se abre. Estuve a pocos centímetros de agarrar la mochila y levantarla del piso. Queda ahí, en los colchones de polvo. Bajo el brazo y alumbro la figura. Pensé que Katsuki puso el pestillo.
—¿Deku? —murmuro. No quiero despertarlo. Debería. Aún en la oscuridad logro ver sus ojos abiertos tal cual platos. La gran zona blanca en ellos es un vidrio quebradizo ante la rojez del exterior. Parece que quiere echarse a llorar de rodillas. Repito—: ¿Deku?
No quiero pensar que Kirishima ha muerto.
—Thyra, necesito tu ayuda... Por favor —balbucea.
—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
—Tengo miedo —gimotea. Su garganta burbujea y lo escucho tragar saliva. Llorar tanto, a veces, provoca que una persona se ahogue con las lágrimas. Se podía morir de las penas fácilmente—. Algo anda mal con Kirishima.
—¿Por qué? —pregunto, esta vez más preocupada. De cuclillas, enlazo bien los cordones de las botas para prepararme. Al estirar los brazos las mangas de mi camiseta se suben. Veo el brillo de las cicatrices y cómo mis venas se van hinchando.
—Ven conmigo —pide. Avanzo hacia la puerta, pero al salir, no la cierro. Por razones que no puedo explicar, la culpa provoca que no pueda ver a Katsuki. De algún modo siento que traiciono su petición, pero la situación me quita el tiempo de hundirme tanto en las suposiciones—. Todas sus vendas están sucias. Lavaría más, pero me da miedo que nos quedemos sin agua para beber. Huele asqueroso, Thyra... Ya no sé qué hacer para calmar su dolor. Hay que buscar a los Noctiluca pronto.
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𝐓𝐀𝐗𝐈𝐃𝐄𝐑𝐌𝐈𝐀 | 𝗸𝗮𝘁𝘀𝘂𝗸𝗶 𝗯𝗮𝗸𝘂𝗴𝗼
Fanfiction𝐓𝐀𝐗𝐈𝐃𝐄𝐑𝐌𝐈𝐀 | El 12 de mayo todo cambió para el mundo y, sobre todo, para Thyra... cuando al despertar de su desmayo producido por un ataque de locura y miedo inconmensurable se dió cuenta de que todo el mundo se había disecado para pronto...