𝟎𝟗 | fugitivo en el castillo

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- Aquí tienen - dijo Ron - Hemos traído todos los que pudimos

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- Aquí tienen - dijo Ron - Hemos traído todos los que pudimos.

Un chaparrón de caramelos de brillantes colores cayó sobre las piernas de los mellizos. Ya había anochecido, y Ron y Hermione acababan de hacer su aparición en la sala común, con la cara enrojecida por el frío viento y con pinta de habérselo pasado mejor que en toda su vida.

- Gracias - dijeron los mellizos

- ¿Cómo es Hogsmeade? ¿A dónde fueron? - preguntó Harry.

- A juzgar por las apariencias, a todos los sitios. A Dervish y Banges, la tienda de artículos de brujería, a la tienda de artículos de broma de Zonko, a Las Tres Escobas, para tomar unas cervezas de mantequilla caliente con espuma, y a otros muchos sitios...

- ¡La oficina de correos, chicos! ¡Unas doscientas lechuzas, todas descansando en anaqueles, todas con claves de colores que indican la velocidad de cada una!

- Honeydukes tiene un nuevo caramelo: daban muestras gratis. Aquí tienen un poco, miren.

- Nos ha parecido ver un ogro. En Las Tres Escobas hay todo tipo de gente...

- Ojalá les hubiéramos traído cerveza de mantequilla. Realmente reconforta.

- ¿Y ustedes que han hecho? - le preguntó Hermione.

-Lupin me invitó a un té en su despacho - comentó Hallie

- Y entró Snape... - agregó Harry con una mueca.

Les contaron lo de la copa. Ron se quedó con la boca abierta.

- ¿Y Lupin se la bebió? - exclamó - ¿Está loco?

Hermione miró la hora.

- Será mejor que vayamos bajando. El banquete empezará dentro de cinco minutos...

Pasaron por el retrato entre la multitud, todavía hablando de Snape.

- Pero si él... ya saben... - Hermione bajó la voz, mirando a su alrededor con cautela - Si intentara envenenar a Lupin, no lo haría delante de Harry.

- ¿Enserio creen que Snape haría eso? - preguntó Hallie incrédula - se que sus maneras de enseñar no son las más apropiadas y no es por defenderlo ni nada, pero no creo que sería capaz.

- Sí, quizá tengas razón - dijo Harry mientras llegaban al vestíbulo y lo cruzaban para entrar en el Gran Comedor.

Lo habían decorado con cientos de calabazas con velas dentro, una bandada de murciélagos vivos que revoloteaban y muchas serpentinas de color naranja brillante que caían del techo como culebras de río. La comida fue deliciosa. Incluso Hermione y Ron, que estaban reventando los dulces que habían comido en Honeydukes, repitieron.

Harry no paraba de mirar a la mesa de los profesores. El profesor Lupin parecía alegre y más sano que nunca. Hablaba animadamente con el pequeñísimo profesor Flitwick, que impartía Encantamientos. Hallie también recorrió la mesa con la mirada hasta el lugar en que se sentaba Snape. ¿Se lo estaba imaginando o Snape miraba a Lupin y parpadea más de lo normal?

𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑 | 𝐝𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐦𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora