XLVII. Árbol

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Al final, Jin se quedó durante una semana completa con Obito -evitando intencionalmente a todos sus amigos y familia como peste y ocultando su firma de chakra a un nivel aterrador con tal de que no la encontraran- en donde se dedicó intentar enseñarle cocinar paso a paso -y casi prendieron fuego a la casa cinco, de las tres veces que le intentó cocinar de la forma tradicional, así que Jin simplemente le compró una arrocera para cuando ella no lo cocinara y tuviera que cocinarse-, un poco de Fuinjutsu -para el cual Obito era malo con las fórmulas matemáticas, así que pasó a los temas más libres- junto con cómo crear venenos efectivos no letales y, a cambio, el Uchiha la ayudó suavemente con su recuperación a ser lo que alguna vez fue como ninja.

La ayudó con su puntería, Taijutsu, señales de mano y por sobre todo, la ayudó con el control de chakra cuando tenía que caminar sobre los árboles, en esas ocasiones, Obito la guiaría personalmente paso a paso mientras sostenía sus manos con firmeza intentando transmitirle la seguridad de que él estaba ahí para ella, que él nunca la soltaría ni la dejaría caer, que ella estaba segura en sus prácticas con él, y, para reforzar su punto, Obito caminaría en reversa con sus ojos pegados en ella para que Jin pudiera caminar hacia adelante y entonces, cuando se soltara o cometiera un error que la pudiera desequilibrar o directamente hacer caer, él pudiera atraparla firmemente entre sus manos y luego ayudarla a equilibrarse nuevamente.

—Vas a tenerlos que enfrentar en algún momento —habló suavemente Obito y Jin hizo un ligero puchero.

—Lo sé, lo sé... es solo... —Jin apartó la mirada con resignación y los ojos bajos, no quería hablar de ello.

—Hablé con ellos y les has dado un buen susto al no aparecer en ningún lugar durante una semana mientras suprimías tu firma de chakra para que no te rastrearan —Obito la miró suavemente, con un poco de impotencia en sus ojos, pero no exigiéndole nada.

—Yo... supongo que no soy tan valiente como ellos creen... —Jin le sonrió ligeramente apenadas, un toque amargo en su voz y una pizca de resignación agotada en sus ojos, de vergüenza por su debilidad.

—Eres mucho más valiente de lo que crees, Jin —Obito la miró con sinceridad en sus ojos, intentando trasmitirle lo que pensaba de ella, que sus sentimientos y pensamientos le llegaran—. Y mucho más valiosa —agregó.

—No soy valiente... ni valiosa... —Jin negó ligeramente con su cabeza mientras sus hombros caían—. En realidad, soy una persona muy cobarde, le tengo tanto miedo a tantas cosas... pero si mostrara todos mis miedos, seguramente nadie querría estar conmigo... —Jin apoyó su frente en el hombro de Obito mientras seguía avanzando por el tronco.

Sus recuerdos vagaron hacia su equipo disperso, cada uno por su cuenta, asignados a diferentes misiones y equipos porque ahora ella es una inútil que incluso los genins recién graduados de la academia podrían vencer. Solo tenía que recuperarse hasta lograr lo que alguna vez fue antes de caer en coma... pero sabe que es demasiado cobarde para acercarse a ellos intencionalmente.

¿Cómo podría enfrentarlos cuando ellos resultaron tan heridos para salvarla? ¿Cómo podría ver sus rostros sabiendo que, si se hubiera dedicado más al Iryo ninjutsu, ellos quizás no tendrían heridas tan graves? Claro, ninguno murió y eso fue un milagro en sí mismo considerando la situación en la que se encontraban y Nori incluso sigue poseyendo su brazo funcional porque Tsunade se encargó de verificar y monitorear su progreso junto con su terapia, aun así...

Jin no podía evitar sentirse enferma.

¿Cómo podría enfrentarlos si era tan débil y solo una carga?

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora