XCIII. Información

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Cuando Sakumo irrumpió en el laboratorio de Orochimaru para leer la investigación sobre el amor Uchiha, sinceramente no sabía qué esperar.

Sus nervios eran un desastre, toda la situación anterior lo tenía de mal humor, su poco control casi le cuesta la vida del chico Uchiha y, sin querer, había terminado mostrando un lado súper desagradable a su querido esposo, al punto en que Banri seguramente estaría tan enojado con él, que empezaría a trabajar en exceso para relajarse.

Con lo que le había costado alejar a ese adicto al trabajo de su escritorio.

Con un suspiro pesado, lleno de sentimientos comprimidos, Sakumo se sentó a leer los diversos pergaminos; gráficos, ejemplos y diarios que le entregó Orochimaru. El azabache de ojos dorados simplemente lo miró de reojo por el rabillo del ojo y, a pesar de que estaba frustrado con su flagrante falta de respeto y educación hacia su persona por meterse en su laboratorio sin invitación y de una manera tan agresiva, Orochimaru aun así complació sus demandas una vez que le explicó vagamente que Obito y Jin estaban saliendo

Orochimaru siguió haciendo lo suyo, estaba tan cerca de un nuevo avance que estaba inmerso en su propio mundo, pero no se olvidó de observar de reojo a Sakumo de vez en cuando. Como el único miembro de los Sannin con un poco de cerebro -o un genio medio loco, entre una mujer con problemas de ira y la fuerza de un titan y un perdedor pervertido con una fuerza asombrosa-, podía entender más o menos lo que sucedió con solo unas cuantas palabras.

Honestamente, mientras más investigaban sobre le "amor" Uchiha, más esperaba que Jin se rindiera con el pequeño psicópata en progreso. No solo algunas de las costumbres Uchiha eran... despiadadas, por decir algo, sino que las más graves eran faltas importantes a cualquier dignidad humana básica que ni siquiera él cruzaría.

Eran maniáticos, obsesivos, delirantes, impulsivos, dependientes y paranoicos, no importa desde qué filtro rosa lo vea Jin o los propios Uchiha -en este punto Orochimaru se llega a preguntar si Jin, de alguna manera, está relacionado con los Uchiha, como para encontrar romántico o tierno algunos de estos aberrantes y cuestionables comportamientos-, para Orochimaru representaban una cierta amenaza hacia las personas comunes o civiles, pero lo que realmente le sorprende bastante, es que incluso esos locos psicóticos pudieran encontrar parejas fuera de su desquiciado clan.

Bueno, no es de extrañar que las parejas fuera del clan fueran mujeres sumisas, a las cuales un Uchiha no tendría que decir mucho para encerrarlas en sus casas con sus hijos y que sean sus esposas amas de casa, pero en el caso de las mujeres, ellas suelen tener cierta mala suerte en ese aspecto.

Celosas, controladoras y paranoicas, no hay muchos hombres que las aguanten por mucho tiempo, claro está, a menos de que sea una dulce y comprensible Kunoichi que amenazaría de muerte a las posibles rivales -a espaldas de su querido, para no causar un susto o disgusto que lo pudiera alejar de ella- que quieran quitarle a su esposo y padre de sus hijos -porque sí, esas mujeres son más aterradoras que los hombres Uchiha. Una vez que encuentran al hombre de sus sueños y este les corresponde, no dudaran en amarrarlo con un crio esté o no planificado por ambos-.

Orochimaru realmente se sorprende por lo cuidadosas que son las costumbres Uchiha sobre criar a su pareja hasta embarazarla, tienen uno de los mejores calendarios de ovulación que ha visto jamás, tan detallados, tan específicos y perfectos, que incluso podrían calcular con precisión los minutos en que sería el máximo potencial para dejar embarazada al cien por ciento a la mujer.

Tal vez si los Uchiha no fueran tan recelosos con sus cosas, la tasa de natalidad de Konoha se habría disparado por los cielos si su método de cálculos para cada caso en específico de la mujer que quiere quedar embarazada se hiciera de dominio público.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora