LXXI. asaltatumbas

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Jin se estiró ligeramente mientras miraba con pereza su habitación, sus ojos somnolientos estaban medio entrecerrados mientras se levantaba con sueño y empezaba su rutina diaria, primero fue al baño, se lavó los dientes, se dio una larga y energizante ducha con velas aromatizantes y bombas de tina, se cambió de su bonito y corto camisón de seda verde con encajes que apenas tenía cuatro centímetros debajo de su trasero a su ropa shinobi habitual, cubriendo su corta ropa de spandex con su kimono mediano simple y fue a la habitación de Kakashi.

Kakashi, que estaba leyendo un libro de estrategia ninja -porque Kakashi duda salir vivo si su padre lo viera leyendo porno en su habitación o, en el peor y más catastrófico de los casos, tendría una charla extenuante sobre el sexo, la protección y todas esas cosas embarazosas que un padre le tiene que contar a sus hijos. Con quince años, siendo miembro incomodo de Anbu, para Kakashi no fue nada grato escuchar como su padre procreó con su madre, aún tiene cicatrices de ello y, con dieciocho años, ya no puede ni ver a su padre-, miró por encima del hombro a Jin, la cual perezosamente caminó hacia él y se apoyó en su espalda, mirando por sobre su hombro el libro que él estaba leyendo en su escritorio -la había pillado en más de una ocasión intentando robarle o ver por encima del hombro su libro Icha Icha por pura curiosidad del contenido- mientras anotaba algunas modificaciones que podría aplicar a las estrategias en los libros, fortalezas y debilidades.

—¿Qué lees? —preguntó Jin apoyando su cabeza en su propio brazo, el cual estaba rodeando el cuello de Kakashi.

—Un libro de estrategias —respondió— ¿Aun no desayunas? —el albino le miró con regaño en sus ojos y Jin hizo un puchero.

—No —Kakashi suspiró y dejó de lado el libro para voltearse a verla y darle su merecido sermón por no comer sus comidas adecuadas a las horas correspondientes, Kakashi y Sakumo eran extremadamente regañones con ese aspecto, mientras que Banri, era más suave con Jin porque él mismo era regañado por Sakumo por no comer a sus horas correspondidas—. Kakashi, tengo que decirte algo importante.

—¿Qué sucede? —Kakashi rápidamente cambió su foco de atención de un modo regaño a un modo preocupado, Jin le contaba todo lo que quería decirle siempre, incluso las cosas más importantes, las diría en un tono despreocupado o quejumbroso.

Jin suspiró y juntó sus mejillas mientras cerraba sus ojos.

—Voy a ir con Ema a la dichosa isla —murmuró Jin pesadamente y Kakashi frunció el ceño rápidamente.

—Me dijiste que no irías a esa isla con esa mujer —habló en un tono acusador—. Me prometiste que no irías con esa mujer y no caerías en sus engaños.

—Está amenazando con matar a Kisho y posiblemente hacerle algo a los mellizos, ¿Qué querías que hiciera? Ema es una perra mala, no creo que no haya llegado tan lejos donde está sin mancharse las manos o caer en el fondo —Jin suspiró con pesar mientras se alejaba de Kakashi y se llevaba la mano a la nuca.

—Estás insegura —Kakashi miro el peinado de Jin y suspiró antes de acercarse a su linda hermanastra y soltarle el cabello—. Sabes que no te dejaré ir sola, ¿Verdad? —Kakashi empezó a peinar con sus dedos el cabello de Jin suavemente.

—Lo sé, lo sé, pero esa mujer no tiene decencia, no sé a qué extremos llegará con tal de tenerme para ella sola —Jin suspiró ligeramente antes de que Kakashi se alejara de ella y fuera a por su cepillo de pelo, el cual tomó y sentó a Jin en su cama.

—No estás sola, Jin, tienes muchos amigos a los cuales recurrir —Kakashi suspiró mientras peinaba el cabello de Jin y se concentraba en las hebras azules entre sus dedos.

Jin tenía la costumbre de volver a su antiguo peinado cuando se sentía inquieta, amenazada o insegura, siempre que algo la abrumara demasiado, volvería a su coleta alta con sus dos mechones largos con cintas sujetando casi el final de los mechones.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora