LXXX. Paliza

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Eshima sabía que Jin, a pesar de ser una persona arrogante e insincera que no debería de estar dentro de su familia, aún era de alguna utilidad si los nombres que arrojó casualmente pertenecían a quienes realmente creían que eran. Pensando en cómo esa chica grosera e ignorante había hablado de una cercanía con su inútil hermano mayor, Kisho, ella tendría que hablar con esa basura inútil y hacerlo confesar todo lo que sabría de esa mujerzuela.

No sin antes calmar a su madre, la cual estaba lanzando cosas en un estado de ira histérico mientras maldecía hasta a los ancestros de esa mujer que sería la prometida de su hermano mayor.

Honestamente, le daba lástima su hermano mayor, casarse con una mujer tan baja como esa no era algo por lo que celebrar.

Concentrándose en la tarea que tenía entre manos, Eshima se tragó su suspiro mientras hacía todo lo humanamente posible para calmar a la bestia que tenía como madre sin tener que recurrir a drogas para calmarla. Era realmente difícil aplacar a su madre una vez que entraba en esa ira irracional, pero Eshima tenía sus métodos y, luego de susurrar dulces promesas y jugosos beneficios, su madre por fin recuperó la compostura de una alta dama noble como lo era, mientras miraba el lado beneficioso de traer a esa perra azul a la familia.

—Espero que logres sacarle la información a ese inútil desperdicio de recursos —declaró firme y fríamente su madre mientras ocultaba su rostro detrás de su exquisito y caro abanico hecho de las más finas cedas y recubierto en mirándola con frialdad en sus ojos morados.

—Por supuesto, madre —habló humildemente Eshima antes de retirarse de la habitación de su madre haciendo una ligera reverencia.

Sus ojos brillaron con codicia de solo pensarlo, si Jin era realmente una Kunoichi con tales contactos, no es de extrañar que fuese tan arrogante.

Con solo uno de los dos legendarios Sannin era suficiente, ¡Pero ella era cercana a dos y también llamaba a su Hokage directamente por su nombre!

Frotándose las manos con expectación, irrumpió en la habitación de su hermano mayor y lo miró inclinado sobre sí mismo con una mirada atormentada en sus ojos azules a la vez que se mordía frenéticamente la uña del dedo pulgar. Por un momento, Eshima sintió un escalofrío y una gota de miedo se instaló en el largo desprecio que sentía hacia su hermano mayor, Kisho.

Había algo en él que parecía tan fuera de sí, algo loco, desquiciado y oscuro, una especie de miseria como un miasma venenoso y tóxico que se extendía en una especie de desesperación asesina con un odio cegador que prometía promesas de una muerte horrible, Eshima se estremeció, incluso ante las palizas más brutales, ni ante las burlas más feroces, Kisho había mostrado una expresión así, pero cuando su ojos se encontraron entre sí, cuando ella vio la inmensa depravación en sus ojos azules hundidos en horribles promesas de algo siniestro, él volvió a su estado normal y Eshima lo descartó como un simple efecto de las sombras porque sus luces estaban apagadas.

Claro, ¿Por qué el cobarde e inútil Kisho pondría esa expresión?

Eshima simplemente se burló de sí misma en su mente, como si esa mierda patética pudiera hacer algo.

Pero algo dentro de ella estaba aterrorizada.

—¡Esa mujerzuela grosera habló de ti como si fueran cercanos! ¡Suelta todo lo que sepas sobre ella! —exigió Eshima mirando con frialdad a su hermano mayor mientras se acercaba amenazadoramente hacia esa patética escusa de humano.

¿En qué estaba pensando al temerla a este inútil? Una sola brisa de aire podría matarlo, ella era más fuerte que una brisa de aire

—¿D-de que hablas E-Eshima-sama? ¿Cómo podría yo... como podría yo conocerla? —habló Kisho mirando a su hermana mientras se encogía en su sitio.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora