XCV. Ratones

340 61 36
                                    

La primera vez que vieron a Jin, sintieron miedo.

Ya tenían bastante en su saco al correr de un lado a otro para asegurar su supervivencia, buscar entre la basura y desperdicios para tener algo con lo que llenar sus estómagos vacíos y estar alerta para cuidarse de depredadores gigantes, los cuales eran pequeñas cosas sádicas que jugarían con su comida, dándole falsas esperanzas de escapar, solo para empezar a comerlos lenta y despiadadamente, parte por parte, miembro por miembro, hasta que finalmente darles una muerte miserable.

Ellos eran simples ratones, no eran cosas elegantes y fuertes como los halcones capaces de surcar los cielos, flexibles como las serpientes que morderían con veneno, fuertes como las ranas que te convertirían en piedra o tan capaces como la gran babosa capaz de sanar cualquier herida. Los ratones, siempre han sido -y que siempre creyeron- que la única razón de sus miserables existencias, era ser devorados por los depredadores y servir como fuente de energía para las invocaciones.

Nunca habían tenido un invocador antes -incluso si vivían con el resto de invocaciones-, ni siquiera sabían que eran animales de invocación antes de que esa mujer estableciera, de alguna manera, un pacto de invocación con ellos. Humildes y pequeños, siempre creyeron que no eran dignos de ser considerados como una invocación en primer lugar.

Bajo chakra, baja esperanza de vida... lo único bueno que tenían ellos eran su pequeño tamaño, su velocidad y su impresionante capacidad para reproducirse en un corto periodo de tiempo con grandes camadas para asegurar la supervivencia de su especie.

Considerados como plagas por los humanos, su única razón de existir era estar en lo bajo de la cadena alimenticia esperando ser devorados.

Al principio, temerosos, cautelosos al ser conscientes de su lugar y posición en el mundo, ellos creían que ella los iba a comer o los iba a matar, después de todo, era un depredador capaz de someter a otros depredadores, un superdepredador que sería capaz de enviar animales a la extinción por su miedo, rabia, diversión o codicia.

Contrario a sus expectativas, ella utilizó el chakra de alguna forma rara -que luego conocerían como ninjutsu de sellado o ninjutsu de sellado de barreras- para establecer un área segura en la cual ellos, no fueran cazados y comidos como las meras presas que eran.

Entonces ella intentó ganarse su lado bueno, realmente hizo muchas cosas para intentar seducirlos con promesas y comida, pero ellos no entendían realmente su lenguaje, pero sabían que un depredador gigante siempre sería un depredador, por lo que ellos siempre fueron demasiado desconfiados para creerle, demasiado traumatizados con el estilo de vida en el cual nunca estarían seguros si podrían vivir, aunque sea un segundo más.

Jin estuvo durante semanas intentando llevarse bien con ellos para que bajasen la guardia con ella, no solo les mostró amabilidad y paciencia casi infinitas, sino que ella también les regaló comida -¡Y milagrosamente no estaba envenenada ni caducada! ¡Y sabía cómo si lo hubiera preparado un dios! ¡Nunca habían probado algo tan bueno!-, mejoró sus nidos, creo estructuras para que pudieran tener, según ella, "sus propias casas", creó un pequeño lago -a sus estándares, porque para el de ellos, eso era casi un mar-, hizo ríos para que bebieran agua limpia y fresca, adornó el lugar con diversas plantas y flores, ¡También hizo crecer, de alguna manera, un árbol!

-Más tarde sabrían que Jin solo utilizó la misma técnica de la palma mística, pero para emplearla de una manera diferente. En vez de apurar a las células a crecer y morir para regenerar la parte dañada, ella aceleró el proceso de crecimiento del árbol directamente sin que llegase a morir-.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora