Lisa Pov
«Yo soy de quién me cuida. Esta claro, mi amor, mi mujer... Si no me queda mucho tiempo al menos déjame ser tuya...»
Susurro al despertar, es una cita de Aglow, la castaña siempre me da besos sensuales cuando hago una referencia, pero está vez me mira directamente.
«Si muero joven, que más da, fui feliz. Encontre a la mujer de mi vida, la gente afortunada no vive mucho, tanta suerte en una vida tan corta»
-No cites esa parte- espeta.
-¿Por que no?
-Ahi muere la protagonista- responde con la voz un poco cortada.
-En el libro no dice eso- aclaro.
-Se sobre entiende.
«Prometeme mi amor que es otra vida haremos en lo que esta no pudimos» y luego dice; «Ella parece -pero su espíritu que es mi espíritu- no aparece»
Ahora es ella la que cita, coloco mis manos en sus mejillas, ambas estamos en la cama, gran parte de la noche dormimos en cucharita pero ahora solo tenemos las piernas tocándose entre si.
Son las 7 de la mañana, podría asegurar que nunca he vivido una escena tan romántica en toda mi vida, porque definitiva nada le gana a lo de fugitivas en Los Angeles después de una noches de sexo idílico a una novela, pero desde hace poco más de un día decidí desistir a hacer afirmaciones rotundas.
Entonces solo paso uno de mis brazos por la cintura de Jennie y la acerco tanto que más contacto sería básicamente imposible y respiro fuerte en su cuello, varios pelos revolotean su cabello todo desordenado.
-Te imaginas ser ancianas y seguir recitando citas sobre libros por la mañana- comento aspirando nuevamente el aroma que desprende su piel.
-Fantaseo con eso- responde sin inmutarse, parece que se volvió a quedar dormida.
Su cabello huele exactamente igual a cuando usaba ese shampoo caro en Weibull, el olor, su esencia, que maravilla. No puedo evitar recordar, extraño más las cortas horas que pasaba en el cuarto de Jennie que en mi propia habitación, porque todo el tiempo que no estaba metida de cabeza en lo de ser novia de Jennie me quedaba viendo las paredes y pensaba que el dinero no lo es todo, pero a la vez, quien no lo tiene no es nada.
-Taehyung te llamo anoche, dijo que estás muy vaga ¿Trabajas?- vuelve a despertar.
Aprieto más fuerte nuestro excesivo abrazo.
-¿Tu no?
-No sientes que ellos nos explotan laboralmente y a la vez cumplen su fantasía de tener una hija con la que pueden follar y hacer el rol de padres al mismo tiempo- expresa la chica que aún tiene pereza mañanera.
-Eso es tan enfermo y exagerado Jennie- respondo- Pero pienso exactamente lo mismo... Igual nosotras también lo usamos como billeteras disponibles a cambio de un trabajo espontáneamente facil.
-Oh vaya Lisa, como me dan ganas de envejecer contigo- me da un beso cerca de la oreja que me provoca cosquillas.
-Por favor, recuérdame cuando pase de ser una estudiante de último año o algo parecido a una prostituta a medias- las dos reímos, a veces sin querer tenemos un sutil gusto por el humor negro.
-Yo creo que desde esa fiesta en tu casa...-comienza hablar.
-¿Cuando llevabas vestido rojo?- la interrumpo, ella asiente- ¿Crees que fui así de fácil?
-No, la verdad desde antes... Siempre que entraba con Kai y Rose a la cafetería me mirabas, lo recuerdo- lo dice más en broma.
-Ustedes era la realeza... y ¿Como sabías que yo te miraba?- suelto una risa escandalosa y dejó un beso en su cuello- Tu también me mirabas.
ESTÁS LEYENDO
PROHIBIDO /Jenlisa
FanfictionJamás fueron especialmente buenas para el amor y descubriran cosas sobre ellas que lograra que se sumerjan en lo Prohibido. «Creo que nunca entendí el morbo de la desnudez ¿Que diferencia puede haber entre algo que se ve y algo que no se ve? Pero en...