Capítulo 40

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Lisa Pov

Despierto decepcionada a las 5 a.m en la majestuosa habitación, bajo las glamorosas sábanas sin recordar muy bien como me quedé dormida.

Tuvimos una conversación, nos besamos y luego repentinamente ya es de día, como si me hubiera desmayado.

—Parece que estábamos muy cansadas—escucho a la castaña levantarse también.

—Tengo la ropa puesta ¿Caímos en coma o algo así?—pregunto mirándola, aún lleva la ropa que le preste el día anterior.

—No lo sé, me sorprende más lleve como tres días pegada a ti—responde con voz apagada.

La miro embozado una sonrisa, me acerco y le robo un beso.

—¿Que? ¿Te aburro?—la beso intensamente que tengo que abrazarla para que no se caiga.

Separó nuestros labios, ella queda totalmente despierta, con una sonrisa boba y las mejillas muy rojas.

—Si, me aburro mucho contigo—ríe y se tira sobre mi, dándome besos rápidos y pasa su mano por todo mi cuerpo—¿Que haces los viernes en la noche? Hoy estoy libre.

Se detiene para mirarme con curiosidad.

Es buen momento para ponerme graciosa.

—Normalmente si estoy con una bella mujer como tu, la invitaría a mi casa y si tuviera puesta mi ropa... Le pediría que me la regresará.

Uso un todo de chica neoyorquina, las dos reímos.

—No eres seria—me besa—La ropa la vas a tener de vuelta—me guiña un ojo- Pero hablo enserio, quiero compensarte por navidad, tal vez no la pueda pasar contigo.

—¿Me vas hacer una cena romántica?—pregunto entusiasmada.

Ella se quita la camisa rápidamente.

—No dañes tú propia sorpresa—me besa y comienza a distraerme para no seguir haciendo preguntas.

Una hora y media, varios besos mordidas y gritos ahogandos después, salgo cuidadosamente de la habitación, ella cae como desmayada, mientras yo, muy cansada decido salir de ahi para buscar ropa he ir a la escuela.

Una actividad que ahora parece vivir en segundo plano.

El problema es que no tengo ni idea de dónde está la puerta y los pasillos son demasiado interminables.

—¿Estás perdida?—me volteo lentamente y maldigo en muchos idiomas cuando me encuentro con el abuelo de Jennie o eso creo.

—Yo solo... Estaba...

—Eres muy guapa en persona— comenta y no entiendo para nada la referencia— Soy Abraham, el abuelo de Jennie ¿Estabas con ella cierto?

Asiento lentamente con la cabeza, terriblemente preocupa por lo que el hombre pueda pensar.

—Si, yo... No sé dónde está la salida.

Él me sonríe y me hace una señal para que lo siga.

—¿Tu familia es de Weibull Lisa?—es la única pregunta que hace mientras caminamos a la salida, sabe mi nombre.

—Mi hermano y yo si, mi padre es de California y mamá... De muy lejos— confieso, él me analiza un poco.

Llegamos a la puerta principal y cuando creo que ya puedo liberarme del mundo burgués, aparece el dueño de mis pesadillas.

—Lisa ¿Como estás?—Kai vestido con un traje muy formal llega hasta donde Abraham y yo llegamos.

—Hola... Yo... Ehhh bien.

PROHIBIDO /JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora