Stella
Demasiadas cosas habían pasado en este último mes, muchas para mi pobre cerebro. Empezando podríamos decir que todo estaba normal. Iba a la academia, convivía con mi familia, tocaba con los muchachos, ya saben, lo usual, pero es como si alguien estuviera aburrido de la programación de mi vida y hubiera mandado todo el relleno posible para volverla más interesante.
Y mira que lo hizo.
Primero que nada, el choque del destino hizo que conociera a un chico, y no cualquier chico, sino EL CHICO. Hablo del destino porque es lo más cercano para explicar lo que sucedió. Sam y yo somos muy diferentes, pero por cuestiones de la vida nos conocimos y nos dimos cuenta que somos completamente compatibles. No me pregunten cómo.
De ahí el destino hizo de las suyas para unirnos cada vez más. La tarde en el parque en dónde me habló de sus poemas, del principito y de la vida, encantando mis oídos con la elocuencia de sus palabras. También sus poemas me encantaron. Al principio lo ví todo normal, ¿Quien diría que el chico de lentes sería tan encantador?
En ese mes lo conocí más de la cuenta, pero me encantó el trayecto. Mi día favorito fue el del parque de diversiones, cuando hizo lo posible para hacerme sentir bien. También me encantó nuestra primera salida, la cual fue más hermosa de lo que había planeado.
El chico tímido que había visto en el pasillo se fue transformando ante mis ojos en alguien maravilloso, alguien del cual termine enamorada, aunque no lo quería admitir. No quería admitir que me gustaba a morir el chico de ojos castaños. Fue hasta que estuvimos juntos en ese balcón, a punto de unir nuestros labios que no pude negarlo.
No quería aceptar que lo quería, él no merecía a alguien como yo, merecía algo mejor.
Y así como llego un chico que me estaba dando un rayito de luz, también empezó a aparecer aquel que me recordó las tinieblas de la que había salido.
Los recuerdos de mi pasado empezaron a dislumbrarse en mi presente y no pude evitar que se propagaran en todos lados. Sabía disimular el miedo que me dominaba al saber que ese monstruo, aquel que me había destruido por dentro, había salido de su jaula, listo para devorarme. El terror de creer que estaba en mi ventana, mirándome, listo para atacar y hacerme sufrir, me hacía sufrir por las noches.
Aún así, Sam me hacía feliz los dias en que me sentía a punto de derrumbarme. Aún si saber nada de mi, él me mostró su apoyo, me hizo sonreír y no se cómo agradecerlo, por lo que quise alejarme. No quería que se mezclara con mi horrendo pasado, pero a la vez quería que se quedara, que no supiera nada nunca y se mantuviera a mi lado.
Aún sin conocernos, quería estar con él.
Por eso cuando me tomó por la cintura en esa fiesta, me fundí en sus brazos como mantequilla. No podía despegar mis ojos de él y cuando me besó, pude sentir que fuegos artificiales explotaban a nuestro alrededor. Y besa increíble el condenado.
No podía creer ese momento. Era hermoso. Solo éramos él y yo, en medio de la música con nuestros alientos mezclados y el sabor de nuestras bocas en los labios del otro. Fue algo mágico, algo que no quería que terminara. Cuando me llamo su rosa, y me dijo lo que sentía por mi estaba que me moría.
Este chico me tenía mal.
Pero como la fantasía se hace realidad, la propia realidad te golpea en la cara cuando menos quieres que lo haga. Cuando los hombres de Snake irrumpieron en la casa, no supe cómo actuar; entré en pánico. Incluso en medio de criminales que seguramente me querían muerta, Sam se mantuvo sereno, aunque bien sabía que se estaba cagando del miedo.
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Eres la Estrella de mi Universo
Teen FictionSam es un estudiante de administración, siempre puntual, responsable, bien peinado y vestido elegante. Bueno, lo que él llamaba elegante. Era el típico ratón de biblioteca. Solo tenía pensado terminar su carrera y seguir con el camino que le había p...