Stella
Esperábamos frente al bar y mi curiosidad subía cada vez más. Sam había llamado a dos personas por teléfono hace unos minutos y al finalizar cada llamada parecía estar satisfecho; no sabía que esperar de un plan hecho por él...¿que estaba pensando?
El frío de la noche estaba violento, pero la chaqueta que tenía puesta me ayudaba a sobrellevarlo. Traté de acomodar mi cabello poniendo algunos mechones sueltos por detrás de mi cabeza.
Estábamos en silencio, pero él sonreía para si. ¿Había planeado algo? Ni idea, pero parecía emocionado con la idea. Se veía lindo.
Lo detallé en ese instante. Desde que lo conocí jamás me había puesto a observarlo con tanto ahínco.
Su cabello castaño estaba desalineado, lo cual no era usual ya que siempre iba peinado. Aunque, siendo completamente sincera, no le quedaba mal de esa forma; lo hacía ver menos regio, menos serio, menos profesional, más... él.
Tenía pequeñas gotas de sudor en su frente. Su piel era de un beige más oscuro que el mío. Sus ojos cafés, los cuales se veían oscuros por la precaria iluminación de la calle, brillaban con las luces proveniente de los locales de nuestro alrededor.
Estaba muy bien vestido como para haber venido a un bar, pero la verdad es que tampoco le quedaba mal. Se veía como un empresario acabando de salir de su hora laboral. Con esa camisa recogida hasta los codos y esos pantalones negros...se veía muy bien. La camisa tenía desabrochados unos tres botones en la parte de arriba, dejando ver parte de su pecho. Dudo que lo hiciera intencionalmente, puede que lo haya hecho por la calor, pero ese estilo le quedaba súper bien.
Dios...se veía demaciado bien.
Sam no era feo, no, para nada. Era más bien demaciado apuesto. Lo disimulaba muy bien debajo de esa imagen de ratón de biblioteca, pero cuando lo veías con más atención podías ver qué no era para nada un ñoño.
Noté que tenía algunas mañas, como acomodarse los lentes cada cinco minutos o lamerse los labios cada vez que se le resecaban un poco; y si, me daba cuenta cuando le ponían secos porque se volvían un poco más opacos.
Esa última maña me tenía loca. Ver cómo se chupaba los labios, relamiéndolos sutilmente con la punta de su lengua, y después dejarlos al aire ya húmedos...era algo hipnotizante. Pude ver que los tenia un poco hinchados por esa mala constumbre.
Pero para ti no es tan mala.
Por alguna razón tenía ganas de acercarme a él y tocar su cara, ver como reaccionaria ante mi tacto. ¿Le gustaría? ¿Se apartaría? ¿Cómo reaccionaria?. Esa parte de mi que era curiosa como un gato quiso levantar la mano y cumplir mi deseo, pero la otra, la cual era más cuerda, me gritaba que dejara de pensar estupideces.
Mierda, ¿Qué me estaba pasando? No había tomado tanto, ¿o si?
Estaba en un conflicto interno, viendo que lado de mi iba a dar el siguiente movimiento cuando un carro se estacionó frente a nosotros. Y no era un carro cualquiera, era un carraso.
Era un 4x4 enorme, de esos que te aplastarían si te chocarán en la calle, de color plateado y muy bien cuidado. Todo parecía nuevo, hasta las ruedas, como si hubiera estado esperando a que lo sacarán a pasear desde hace mucho tiempo. Al verlo me quedé boquiabierta.
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Eres la Estrella de mi Universo
Ficção AdolescenteSam es un estudiante de administración, siempre puntual, responsable, bien peinado y vestido elegante. Bueno, lo que él llamaba elegante. Era el típico ratón de biblioteca. Solo tenía pensado terminar su carrera y seguir con el camino que le había p...