Stella
Detestaba dejarlo en gris, porque se que él quiere saber de mi, pero yo me niego siquiera a leer sus mensajes. No puedo, no lo soportaré.
Cada vez que me acerco al menos un poco a él siempre terminamos en la misma situación: A cinco centímetros de unir nuestras bocas. ¿Cómo llegamos a este punto? Éramos amigos, amigos que hablaban de vez en cuando, ¿Que había cambiado? ¿Era por su forma de ser? ¿Su apariencia? No lo entiendo.
Ni siquiera parece ser mi tipo.
Pero aquí estoy, enamorada.
¿Es siempre así? ¿O será en realidad otra cosa lo que tengo? Puede que mi tía se haya equivocado, a lo mejor esto no es un enamoramiento sino otra cosa y las he confundido.
¿A quien quieres engañar? Sabes perfectamente lo que sientes por él.
Lo sé, y eso es lo peor. Es un sentimiento consciente, por lo que no puedo negarlo por siempre. Ese sentimiento está ahí, arraigado, y no importa que haga está ahí. Necesito ayuda, ¿pero a quien se la iba a pedir?
Pensé en Steve de inmediato, pero seguramente él no entendería. Lo más seguro es que me hiciera bullying.
Entonces tomé mi celular para llamar de inmediato a mi ángel de la guarda.
—Aló, buenas tardes.
—Hola Sabri.
—¡Mi amor! ¿Cómo estás?
—Bien, supongo...
—¿Segura? No te oyes bien.
—Es por qué no lo estoy—. Dije con un chillido. Estaba a punto de echarme a llorar.— ¿Recuerdas la salida que me prometiste?
— Aja...
—Puedo cambiarla por una visita tuya a mi casa? De verdad te necesito.
—Llego en media hora.
Espere hecha un ovillo en mi cama. ¿Que me pasaba? ¿Por qué era tan complicado todo esto? ¿Por qué lo pensaba tanto? Con ningún chico lo había pensado con tanto esmero y tenido tantas dudas.
No es que sea alguien fácil que está con uno diferente cada noche, pero si he tenido mis rollos con chicos que no vuelvo a ver en mi vida. Rollos ocasionales, sin sentimientos, sin nada. Pero ahora llega este chico de la nada, con sus poemas, con su mirada penetrante y su cabello desordenado y me hacer dudar de todo.
¡Me provoca gritar! No solo por la frustración, sino también por la impotencia. Me sentía atrapada en una burbuja, sin poder hacer nada, sin poder actuar sabiamente. O era movida por mis hormonas o lo era por las dudas. No había punto medio.
Alguien tocó a mi puerta mientras estaba lamentando mi existencia.
—¿Quién es?— Pregunté.
—Soy yo— La voz de mi hermano habló detrás de la puerta— ¿Puedo pasar?
La verdad no quiero tener compañía en este preciso momento. Siento que si me dicen algo y no me gusta voy a terminar ahorcando a alguien, y vivo con un policía; es mejor prevenir que lamentar.
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Eres la Estrella de mi Universo
Teen FictionSam es un estudiante de administración, siempre puntual, responsable, bien peinado y vestido elegante. Bueno, lo que él llamaba elegante. Era el típico ratón de biblioteca. Solo tenía pensado terminar su carrera y seguir con el camino que le había p...