Eres la Estrella de mi Universo

Cap. 23

Stella

No he sido completamente sincera con ustedes. Con ningunx de ustedes. Puede que por como les he contado mi historia con Sam, crean que soy alguien normal.

Voy a una academia de música, tengo padres normales, un hermano odioso, un perro llamado Loki. Tocó la guitarra, se cantar (aunque no tan bien como lo dice Sam), me gusta la música en general y soy activa. Me gusta el aire libre, disfrutar con los pocos amigos que tengo. En eso está todo normal, ¿no? He sido sincera en todo eso.

En realidad no les he mentido en ningún momento, solo les he ocultado algunos rastros de la verdad, de mi verdad. De ese pasado que tanto está sellado en mi memoria y no deseo liberar, pero me están obligando a hacerlo.

Creo que sería lógico que me presentara una vez más con ustedes.

Mi nombre es Stella Mayday Parker. Tengo 20 años de edad. Soy hija de un oficial de policía y una enfermera.

Mi niñez fue feliz en todo. Tuve padres presentes, también familia que me quiso. Tenía muchos amigos en la primaria, incluso después de que mi primo accidentalmente publicará un vídeo de nosotros y fuéramos el hazme reír de todo el colegio. Claro está, que el antes y el después era muy diferente, porque no me juntaba con los que se burlaban de mí. Me parecía algo estúpido.

Desde muy pequeña me hice amiga de Sabrina. Es la hija de una buen amiga de mi padre, por lo que prácticamente nos criamos juntas. Éramos más unidas que la mugre con la uña. Inseparables tanto en la escuela como en la calle.

Todo fue normal la mitad de mi vida. Tenía buenas notas, varios chicos me invitaban a salir de vez en cuando, pero a todos los rechacé. Salía a pasear perros para ganarme algo de dinero y comprar cositas. Mi tío Duncan me había regalado una guitarra cuando cumplí los diez, y a los once ya sabía interpretar muchas canciones.

Ustedes se preguntaran, ¿Por qué esto es importante? No lo es. Solo me gusta recordar las cosas buenas antes de la tragedia. Es una forma de auto consolación, no sé si me entienden.

Pero bueno, voy a la parte importante.

Al cumplir los quince ya era toda una señorita, como diría mi mamá. Me había desarrollado y no era fea. Tal vez la pubertad no me haya beneficiado tanto como a Sabrina, pero tampoco me había tratado tan mal.

Algunos chicos me invitaban a salir de vez en cuando. A algunos los acepte, a otros no. Es que la mayoría eran puros idiotas. Prefería estar sola y disfrutar mi juventud sin dolores de cabeza.

Oh bueno, eso fue antes de conocerlo a él.

Fue saliendo del bachillerato. Ese día Sabrina no había ido a clases porque le había llegado la regla y estaba mal en su casa; por lo que efectivamente estaba sola.

Salía del instituto como todos los días en dirección a mi casa. Prefería caminar a tomar el bus, entonces en vez de ir junto a todos mis compañeros a la estación de buses, me fui por el otro lado a dónde debia ir para llegar a mi hogar.

A mitad de camino me encontré con un sujeto. Pero era el sujeto. Debía tener como unos diecinueve años. Cabello color rubio claro, tan claro que parecía blanco. Era delgado, pero con más muscular en los lugares indicados. A mí vista de quinceañera controlada por las hormonas, estaba súper mono.