Segundo Intermedio

20 5 0
                                    

Curtis

Es de noche aún, de madrugada mejor dicho. Mientras todo el mundo estaba durmiendo o bailando en algún bar, yo estaba rodeado de puros idiotas y psicópatas en un auto que nos llevaría con un psicópata aún mayor.

De vez en cuando Simón me veía por el retrovisor. No era para ver si estaba bien, eso seguro. Creo que sí de repente un auto nos chocara y yo fuera el único muerto, eso haría que fuera el mejor día de su maldita existencia.

Me mantuve en silencio mientras regresábamos a nuestra guarida. No tenía nada de que hablar con las personas que me rodeaban. Ninguno era mi amigo, eso lo tenía claro. Cualquiera de ellos estaba dispuesto a asesinarme si se lo ordenan, no importaba que tan bueno fuera con ellos. Por eso siempre me mantengo neutro, sin relacionarme con ninguno. De alguna forma, eso me mantiene con vida y con cordura.

No tardamos mucho en llegar.

Estábamos en un sitio escondido en la ciudad. Lo único que había de la guarida era la entrada, que era una puerta de hormigón que llevaba hacia un ascensor. Todos entramos en el mismo y este empezó a bajar.

Mientras bajamos solo había silencio y caras serías, y no por menos nuestra amargura. Habíamos fallado en la misión, la habíamos dejado escapar. Obviamente tenía que disimular mi entusiasmo porque eso solo levantaría sospechas que no necesito.

Le había dado una salida a Stella, y lo volvería a hacer sin ninguna duda. Conozco a Travis como si hubiéramos nacido en el mismo útero, y se que ten demente puede llegar a ser. Lo había disimulado mucho cuando estudiábamos, pero cuando tomó el lugar de su padre en la banda, desató toda su demencia.

Murió el Travis que era mi amigo y nació el maldito Snake.

Le había aguantado muchas cosas porque en realidad entendía que se corrompiera. Nadie sale ileso de este mundo, no importa que tan puro seas. Había soportado que robara, matara, apostara e incluso que se metiera con prostitutas; pero lo que le hizo a Stella...eso sí no lo podía dejar pasar.

Había conocido a Stella hace cinco años cuando apenas era una adolescente. Le dije a Travis que estaba demente por meterse con una niña, pero al final lo deje porque eran cinco años, ¿no? Tampoco estaba tan mal. Supuse que como él nunca se mezclaba con los negocios de su padre, ella estaría bien.

Era una chica dulce, cariñosa, divertida. Le gustaba tocar la guitarra y recuerdo que lo hacía cada vez que se quedaba sola. Me gustaba escucharla tocar, era como un oasis en el infierno en el que vivo todos los días. A pesar de todo este mundo, ella nunca dejo de ser tan buena. Ella merecía más, no lo que le pasó.

Cuando me enteré que ella había huido y había delatado a Travis con la policía, sabía que algo debía estar pasando. Todos decían que había tenido un amorío con Steve y que él la convenció, pero ese cuento chino no me lo tragaba. Conocía a Stella y ella amaba a Travis. Para traicionar de esa manera, tuvo que suceder algo terrible. Y si paso algo horrible.

El maldito la había violado cuando estaba borracho.

Y lo peor del caso es que no lo sabía de terceros, sino que él mismo me lo había confesado. Apenas me lo dijo le di un puñetazo. La había cagado. La cagó. La única persona que aún lo veía como un buen ser humano, aunque no lo fuera, él la había arruinado.

En los años que estuvo él en prisión tuve que encargarme de la banda en lo más posible. Simón es un vago, si le dejaba algo todo terminaría en escombros. Prácticamente fui el líder, y siendo sinceros me desagradaba la idea de estar en el puesto del temible Snake.

Eres la Estrella de mi UniversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora