Stella
El agua en mi rostro no me estaba produciendo ninguna clase de alivio. Siendo sincera, nada me lo estaba dando. Después de la videollamada que hizo Snake con nosotros, no pude parar los nervios ni un poco. Ver cómo golpeaban a Sam me rompió el corazón, esos moretones en su cuerpo perfecto me dolieron en mi propia piel.
Estaba en el baño de la casa Heist acabando de cambiarme la ropa de ayer. Me sentía cansada. No había dormido nada desde ayer y mi cerebro pedía descanso con urgencia, pero no podía dormir, no hasta que Sam estuviera a mi lado.
Me ví en el espejo. Debajo de mis ojos se mostraban unas ojeras espantosas y mis ojos estaba rojos, no sabía si por la falta de sueño o por las veces que lloré. He llorado mucho. El saber que Sam está siendo tratado de esa manera hace que mis lágrimas salgan sin poder controlarlas. Sabía que tenía que se fuerte pero...era difícil.
Suspiré.
Al salir del baño me encontré con mi padre, el cual me había acompañado hasta el pasillo. Su cara de compasión me daba rabia. ¿De que me servía la compasión ahora? Solo me recordaba lo destruida que estaba por mi situación.
—Bueno, al menos no estás tan apestosa como hace rato. — Me dijo. No sé si fue un chiste o hablaba en serio. Mi papá no era muy bueno al tratar de subir los ánimos.
—No estoy de humor para chistes papá, en este momento, no. — Le dije con voz cansada.
—¿Desde hace cuánto no duermes?
—¿Antier? Ya ni sé. No logro consiliar sueño.
—Debes dormir, hija.
—¿Tan horrible estoy?
—Parece que te acabas de fugar de un manicomio.
Siempre tan considerado.
—Que bien. Me siento mal, y de paso puedo presumir que mi estado físico es horrible. — Dije riendo. — Y de paso en la casa de mis suegros.
—Ve el lado amable.
—¿Hay lado amable en todo esto?
—El té que hace la señora Liesel es muy rico.
En serio, en ese momento quería darle una bofetada a mi padre por idiota.
—Te dije que no estoy para chistes papá. — Le dije pelliscando el puente de mi nariz.
—Perdona, es que...he tratado con muchas víctimas pero...
—Los familiares son complicados, especialmente las parejas. — Completé. — Lo sé, papá, no tienes que tratar de consolarme.
—Soy tu padre, Stella, es mi deber.
—¿Puedo hacerte una pregunta? — Le dije viendolo a los ojos. — Pero no quiero que la respondas como mi padre, sino como policía.
Él se lo pensó por un momento, no le agradaba a dónde iba esta conversación.
—Stella...
—¿Puedes? ¿O no?
—Si, pregunta lo que quieras.
—¿Hay alguna posibilidad de que se salve?
Mi padre me vio con pena. Yo sabía que me estaba torturando con esa clase de preguntas, incluso no sabía si quería saber la respuesta, pero no podía quedarme con solo la esperanza. No era una niña.
—Stella, hija yo...
—Te dije que me contestarás como policía, no como padre. ¿Cuál es la probabilidad de que vuelva a casa? ¿Qué tan probable es que lo vuelva a ver?
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Eres la Estrella de mi Universo
Novela JuvenilSam es un estudiante de administración, siempre puntual, responsable, bien peinado y vestido elegante. Bueno, lo que él llamaba elegante. Era el típico ratón de biblioteca. Solo tenía pensado terminar su carrera y seguir con el camino que le había p...