La caída

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— Inclinate ante tu rey

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— Inclinate ante tu rey. — Susurra Jusilo para después patearle en la parte de atrás de las rodillas, haciendo que se quedará arrodillado en el suelo.

— Ja, ja, ja, ja. — Ríe eufórico Jusilo de una forma desgarradora que me deja de piedra; para luego darle nuevamente una patada a Lorens. Por culpa de eso el pelinegro está en el suelo cerca del límite del ring, todavía enredado por el látigo de Jusilo, exhausto. El rubio lo admira con una cara pícara y contenta.

— Tu final está escrito Lorens. —

Miro hacia mi amigo con miedo, estoy temblando y con el reloj en mi mano cronometrando segundo por segundo, todavía le quedan 8 min para sobrevivir sin ser eliminado, no lo puedo creer, esto no está bien, nada bien, Lorens por favor haz algo ¡Haz algo!

Veo a Lorens con todas sus fuerzas intentar zafarse del feroz látigo de Jusilo, pero la postura en la que está, la presión de las miradas de la gente y la enredada arma en su cuerpo son demasiado fuertes.

Me paro de mi asiento, no parpadeó ni un segundo,  quiero entrar y ayudarlo, pero no puedo, es como si estuviera paralizada.

Jusilo recarga todo su peso en una pierna y prepara la otra con una gran sonrisa ensanchada, va a tirarlo fuera del campo, cierro los ojos, no puedo ver esto.

Pero en ese momento escucho el sonido de un interruptor y el grito de algunos militares, abro los ojos con sorpresa, las luces led se apagaron y está cayendo el agua luminosa alrededor del ring.

— Oh, es verdad pequeños militares jijiji— se escucha la voz de nuestro presentador, que por lo que se ve en las pantallas está junto a algunos profesores—, se me olvido mencionarles una cosa acerca del agua del coliseo, no diré mucho, solo que esta algo… Descontrolada jijiji.

Respiro con mayor tranquilidad, esta interrupción me alegra el corazón ya que Jusilo se sorprendió ante el repentino cambio, dándole tiempo a Lorens para poder levantarse e irse a un costado, salvándose de una caída que podría haberle costado mucho.

— ¡Eso es! — Exclamamos al unísono Dalia y yo.

Lorens, rápidamente, se desenreda del látigo y adopta una postura imponente y creída mientras se truena el cuello.

— ¿Eso es todo lo que tienes? ¿De verdad? ¿Qué tan rápido quieres terminar la pelea? ¿Me tienes miedo o algo así? Venga, dame con todo. — Exige el pelinegro mientras  agarra su arma del suelo que está algo manchado por el líquido azul verdoso, para luego moverlo con energía de una forma intimidante.

— ¿Miedo? ¿Yo a ti? ¡Estás bromeando! — Exclama al final con rabia Jusilo, para luego lanzar un latigazo de forma repentina, pero Lorens se mueve para un costado y levanta la barbilla, esquivando así el ataque del rubio.

— ¡Muy lento! — Exclama el pelinegro.

— ¡Seras…! —

La pelea estalla como una bomba una vez más, los latigazos uno tras otro, el coliseo llenándose cada vez más hasta llegar al ring, los trajes cada vez más pesados y el aliento cortante, parecía un combate infinito, como las miradas de odio de ambos.

¡Monstruos contra mi! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora