¡Monstruos contra mi!

Gemelos... ¿No tan buenos?

Él no comenta nada y solo procede a hacer lo que le dije. Miro detenidamente como se abre la puerta separándose en dos, colocándose una en cada costado, pero al observar su interior el miedo recorre mi cuerpo…

El tiempo se congela. Junto con mi corazón y pulmones.

La obscura habitación consume la luz de mis ojos, como si me estuviera absorbiendo las energías, lo cual, en parte, es cierto.

Dentro están los gemelos Langhan y Wonwild de G.G.Revolution. Tengo la sangre congelada y los ojos que no parpadean, por un instante lo único que veo son los carmesí ojos de Langhan, los cuales me miran con una gran ira concentrada, ni siquiera parpadea.

La sala está destrozada, lo que está en los cajones, las mesas, las máquinas, pizarras…. Todo hecho trizas y los gemelos con algunos papeles en sus manos.

Eso es lo que pude analizar en ese mísero instante donde el tiempo se congeló, para luego volver a la normalidad con el movimiento de Wonwild, el cual se saca un teléfono de su traje, y con el llama a seguridad.

— ¡¿Eneria que está pasando?! — pregunta alterado Quod desde el walkie talkie.

— ¡Quod ven rápido! — Le imploro mientras escucho temblorosamente los pasos de los policías.

Mi primera reacción ante la presión es clara: correr.

corro y corro por los pasillos lo más rápido que puedo, intentando abrir puerta por puerta, pero todas están cerradas, necesitaría una tarjeta de acceso para abrirlas…. ¡Eso es, la tarjeta de acceso!

Emocionada intento abrir las puertas con aquella tarjeta que le quite al científico de antes, pero nada, repito los movimientos una y otra vez… no me permite entrar…

Hasta que por fin y milagrosamente, una de ellas se abre, sonrio, pero luego caigo en que he vuelto a la habitación donde encerré a ese científico. Al instante y sin que me diera tiempo a procesar nada, el anciano que mencioné antes se quiso abalanzar encima de mí con rabia. Pero cierro la puerta por puro instinto, escuchando al  final como su cara se estampaba contra la puerta.

Continuo corriendo y corriendo cuando finalmente llego a una parte donde los pasillos se acaban, estoy acorralada. Los oficiales están apunto de llegar. En la desesperación empiezo a patear una puerta con brusquedad, no se abre, joder ¡¡¡Desde cuándo las puertas son tan duras!!! Continuó pateando hasta que al fin logro romperla, pero detrás de ella lo único que me encuentro es a un Quod polvoriento y arrodillado en el suelo con un montón de guardias alrededor.

Estamos acabados.

Rápidamente nos sacan del edificio con un par de esposas hechas de tecnología avanzada, si nos movemos bruscamente recibimos una descarga eléctrica bastante potente, comprobado por Eneria.

Los policías nos empiezan a hacer preguntas y ellos al darse cuenta de que no fue una misión aprobada por nuestro director nos pusieron un (1)red flag, mierda, este día no puede ir a peor.

Nos subieron a una camioneta policial con todavía las esposas en mano. Por las ventanas puedo ver como los primeros rayos de sol salen del horizonte, las luces de noche en la ciudad de la furia se empiezan a apagar, pero manteniendo un ruido constante en el ambiente, dando la llegada a un nuevo día con revolución, como ha sido siempre.

Pero para mi no está siendo un día común, todavía tengo mucho que solucionar, y no sé cómo…

Enciendo mi reloj he automáticamente aparecen en pantalla las grabaciones que hizo Argos, no entiendo por qué pensé que me iban a servir. Frustrada, estoy a punto de apagar mi reloj, con la intención de quitarmelo y arrojarlo por culpa de la frustración. Pero Quod me detiene, es más, se queda mirando fijamente el video, analizándolo.

— Eneria, estos videos, ¿Por qué no me lo mostraste antes? — Dice el con los ojos inmensamente abiertos repletos de esperanza y una sonrisa en los labios.

— ¿Por qué lo dices?, ¡pero si no sirven para nada! — exclamo, he estado viendo los videos suficiente tiempo como para saber que no puedo hacer nada con ellos.

— No Eneria, esto, lo vale todo, y ya te explicaré el porqué… — comenta para luego explicarme mediante susurros.

Red flag: en la milicia esto significa que cometiste algún tipo de acto no aprobado por algún superior graduado, o algún acto vandálico (si acumulas tres, te expulsan de la academia).