Regalo

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Toda la mañana estuve pensando en Astrid y su actitud hacia conmigo, ayer que la besé sentí como ella correspondía a mis sentimientos pero de repente su miedo hacia mi aparecío y por lo tanto huyó de mi lado otra vez,  sin duda algo raro le pasa, no logro descifrar que le ocurre a mi querida Astrid.

También me di cuenta que toda la mañana evitó cualquier contacto conmigo, decidí darle su espacio, no quiero presionarla y que termine alejándose más de mi.

Le agradecí a Caleb por ayer llevarse a Cody del entrenamiento — Siempre puedo contar contigo Caleb.

— En realidad fue suerte Alteza, la directora Thea en verdad necesitaba hablar con Cody.

— Caleb necesito de tu ayuda.

— Usted sabe que estoy para servirle Alteza.

Le platique a Caleb lo sucedido con Astrid, necesitaba el consejo de mi gran amigo, tal vez el pueda saber que hacer en este caso.

— Es realmente un misterio la actitud de la señorita Astrid, pero es aún más raro el comportamiento de Cody.

— Explícate.

— Ayer me percate que cuando la directora Thea mandó llamar a Cody, este se puso algo nervioso y no dudo en dejar a Astrid sola.

— ¿Crees que esconde algo?

— Sí, voy a tratar de investigar en qué anda metido Cody.

— ¿Astrid sabrá algo?

— No creo, pero tal vez Cody sea la razón principal del porque Astrid esta algo renuente con usted.

— Piensas que la esta mala aconsejando en mi contra.

— Es una probabilidad Alteza, recuerde que no hace mucho perdió a su madre, su padre se casó con otra mujer y ahora tiene una hermastra que cuidar, creo que es mucha presión sobre sus hombros, después de todo aún es muy joven, la señorita Astrid está vulnerable y por lo tanto se puede influir en ella fácilmente.

— Nosotros también somos jóvenes.

— Es verdad pero usted siempre a sido consciente de la responsabilidad de ser un Príncipe y yo de ser su fiel guardia, tuvimos que madurar un poco más rápido de lo normal.

— Tienes razón, he sido muy egoísta, Astrid necesita tiempo para asimilar todos estos cambios en su vida, aún así quiero que vigiles a Cody de cerca, siento que él esconde algo.

— Como ordene Alteza.

Luego de la charla con Caleb decidí dar un pequeño paseo por el pueblo de Aslan, necesitaba ir a la tienda de artículos de magia del señor Ross para adquirir un par cuadernos mágicos, él es un Mago Artesano que es capaz de crear artículos para uso personal de nosotros los seres mágicos.

Salí de la Academia y decidí pasear en carruaje después de todo necesito despejar mi mente, los verdes paisajes de Aslan me relajan, pero a mitad del la carretera el carruaje se detuvo de golpe.

— ¿Qué ocurre? — Le pregunté a mi lacayo él señor Blake.

— Alteza escuche gritos de una dama.

Baje del carruaje y efectivamente una voz familiar pedía ayuda, mientras analizaba de donde proviene aquella voz, una femenina figura huía de una águila diez veces más grande de lo normal, dicho animal sin duda estaba bajo los efectos de magia oscura.

— ¡Ayuda! ¡Auxilio!

Invoque un par de relámpagos en el cielo, la ventaja de tener magia Centella es que puedo controlar la electricidad de la naturaleza, deje caer un par de rayos sobre aquel enorme animal.

La chica cayó y cubrió su rostro con ambas manos, el animal aún seguía con vida y quería atacar a la chica pero enseguida deje caer otro rayo sobre él y murió la criatura, su cuerpo volvió a la normalidad, un humo morado salió del cuerpo de dicha ave y se disperso en el aire.

— Tranquila ya estás a salvo.

Cuando la chica alzó la cabeza me di cuenta que es Greta Thynne — Dame la mano.

Con ojos llorosos me miró sorprendida, me dio su mano y la ayude a levantarse — Alteza muchas gracias, salvo mi vida, fue una suerte para mi que apareciera en el momento oportuno.

— ¿Qué haces por aquí sola?

— Quería ir al pueblo, pero en la camino me encontré con esta horrible ave, no entiendo de donde salió.

— Por desgracia en nuestro mundo existe la magia negra, algunos aprendices de dicha hechicería utilizan animales silvestres para practicar, lo raro es que un Brujo se haya a atrevido a practicar su magia en este bosque.

— ¿Brujos?

— Existen algunos traidores sueltos en nuestro Reino que se unieron a la hechicería prohibida, estamos en la búsqueda de ellos pero en estos últimos años se han escondido muy bien.

— Tuve mala suerte y todavía no se dominar bien mi magia.

— Lo importante es que estas bien, pero no entiendo ¿Porqué estás sola?

— Necesitaba algunos artefactos mágicos, unos compañeros de mi clase me dijeron que solo en la tienda Ross puedo conseguirlos, le pedí a Astrid que me acompañará pero no pudo, así que me aventure a ir yo sola.

— Para ir al pueblo salen algunos carruajes de la Academia los días sábados, ¿No sabias?

Me miró avergonzada — En realidad no, nadie me comentó sobre ese servicio, hoy es viernes supongo que por eso nadie quería acompañarme.

— Por lo mientras sube a mi carruaje yo también voy rumbo al pueblo.

— No deseo molestarlo Alteza, ya fue suficiente con salvar mi vida, prefiero ir caminando.

— No seas orgullosa, sube porfavor.

Greta me dedico una sonrisa timida y subio al carruaje, cuando llegamos al pueblo una pequeña niña de cabello largo castaño y ojos oscuros se acerco a nosotras vendiendo una pequeñas pulseras de cuarzo de diferentes colores — Señorita porfavor compreme una pulsera, también vendo hermosos collares.

Greta se agacho a la altura de la niña y sacó un par de monedas de plata — Son muy bellas pequeña, comprare un par — ella agarro una pulsera morada y otra en color azul.

La pequeña con alegría tomo el dinero y se fue — Señorita muchas gracias, le darán mucha suerte estás pulseras, adiós.

La pequeña corrió y se fue desvaneciendo entre la multitud, Greta se acercó a mi y puso la pulsera con cuarzos morados en mi mano — Se que es un presente muy humilde Alteza, pero permitame obsequiarle este pequeño detalle en agradecimiento por salvar mi vida.

— No es necesario Greta yo... — Los ojos de Greta reflejaron tristeza.

— Entiendo Alteza fue una tontería de mi parte, le ofrezco disculpas.

Me sentí un poco mal por ella, no era mi intención hacerla sentir mal, tomé la pequeña pulsera con cuarzos morados y la coloque en mi muñeca.

Ella abrió los ojos y me dedico una dulce sonrisa — Yo usaré la de cuarzos azules, combianan con mis ojos, verdad.

— Ahora entiendo porque elegiste darme la pulsera morada, es justo la que combina con el color de mis ojos.

— Es correcto Alteza pero además el color morado también refleja elegancia y sabiduría, son rasgos que a mi punto de vista se reflejan en usted, por ello me tomé el atrevimiento de hacerle este regalo.

— Agradezco tus palabras Greta.

Después de pasar parte de la tarde en la tienda del señor Ross, Greta y yo regresamos a la Academia, lo raro es que en todo el camino no pude dejar de observarla, de repente me percate lo hermosa e interesante que es Greta.

Otra Oportunidad Para Ser Feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora