Enfrentamiento

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La música comenzó a sonar, su Alteza Real y yo comenzamos a movernos al compás de la melodía — ¿Nerviosa?

— Un poco Alteza.

— Lamento ponerte en esta situación, en realidad no tengo pareja para este baile y fuiste la única cara conocida.

— No tiene porque disculparse, para mi es un honor bailar con usted Alteza.

— Me alivan sus palabras señorita Thynne, no queria hacerla sentir incómoda después de todo crecimos juntos.

Seguimos bailando al ritmo de la música, los movimientos del Rey son sutiles, como si yo fuera una frágil muñeca de porcelana que pudiera romperse.

Ver a Zeki me trajo recuerdos de mi infancia, al ser él hijo primogénito del Rey tenía muy poco tiempo libre, siempre lo veía esforzarse demasiado por cumplir las expectativas de su padre, en una ocasión cayó enfermo de viruela, una enfermedad muy contagiosa.

Milos estaba tan preocupado por él, pero los sirvientes no dejaba que Milos entrara a la habitación de Zeki, temían que fuera a contagiarse, yo conocía el cariño que existía entre ambos hermanos y hasta cierto punto yo también le tenía un gran aprecio a Zeki, me dolio mucho su muerte, lo peor fue cuando Milos me prohibió asistir a su funeral.

El continuo charlando conmigo — Me alegra verte, hace tiempo que no visitas el Palacio.

— Lo mismo digo Alteza, es un honor verle nuevamente.

Termino la pieza musical y ambos hicimos una reverencia, todos los presentes nos aplaudieron, la música comenzó a sonar nuevamente con un ritmo más alegre y más parejas se unieron a la pista de baile.

— Debo irme señorita Thynne fue un placer bailar con usted.

— El placer fue mío su Majestad.

Vi como el Rey se dio la media vuelta y salió del gran Salón seguido por un pequeño grupo de guardias, justo cuando me dirgia a reunirme con mis amigos Caleb bloqueo mi paso.

— Señorita Astrid necesito que venga conmigo.

— ¿Qué ocurre Caleb?

— Su Alteza él Príncipe Milos esta fuera de sí.

— Explícate.

— En estos últimos días el Príncipe está actuando de forma extraña, sino lo conociera bien diría que es otra persona, parece fuera de sí mismo y con una extraña obsesión por la señorita Greta.

— Sabes Caleb a eso le llama enamoramiento y eso nada tiene que ver conmigo, por lo tanto hazte a un lado y déjame pasar.

— Señorita Astrid eso no es amor, además justo cuando usted y su Alteza él Rey Zeki abrieron el baile, el Príncipe llegó al Salón, al verlos a ustedes juntos bailado se descontrolo y parecía que deseaba matar al Rey, tuve que detenerlo.

— ¿Cómo? No entiendo nada

— Señorita acompáñame porfavor.

Caleb me tomó del brazo y me condujo afuera del Salón — ¿A dónde vamos?

— A la parte boscosa de la Academia.

— Caleb se va arruinar mi vestido, no es momento de ir a esa área de la Academia.

— Es que ahí esta el Príncipe.

Caminamos por unos minutos, cuando llegamos a la zona más verde y llena de árboles de Ars Mysticum, en uno de los árboles más frondosos y grandes se encontraba el Príncipe Milos atado con varias ramas a su alrededor.

— ¿Qué significa esto Caleb?

— Lo siento mucho pero fue la única forma de detener al Príncipe, empezó a atacarme y con un hechizo logre atarlo al árbol.

Mire al Príncipe intentando de varias formas safarse de las gruesas ramas
— Caleb si no me liberas pagarás caro las consecuencias.

— Alteza en cuanto se relaje lo soltare.

Cuando me acerque a Milos su cara parcia sombría, había mucha rabia acumulada y con una risa burlona me empezó a insultar — Miren a quien tenemos aquí.

— Alteza yo...

— ¡Callate! Lárgate de aquí, ya me di cuenta la clase de mujersuela que eres, a toda costa deseas el trono verdad, como yo no estoy interesado en ti decidiste seducir a mi hermano.

— No deseo seducir a nadie Alteza, fue un simple baile, pero no tengo porque darle explicaciones, lo mejor será irme de aquí — Me di la media vuelta y me disponía a retirarme del lugar.

Caleb me detuvo — Señorita Astrid ayúdeme, mire con atención al Príncipe, no es él mismo.

Entonces escuche como el cielo se convertía en una tormenta eléctrica, un rayo callo de forma repentina y libero al Príncipe de las enormes ramas que lo sujetaban — Te lo advertí Caleb, no podías determe por mucho tiempo.

El Príncipe atacó a Calab de forma sorpresiva con un par de rayos eléctricos, Caleb salió volando por el ataque.

En eso Milos me agarro del cuello con su mano derecha — Deberia acabar con tu vida.

Era tanta la fuerza que sentía que me costaba trabajo respirar — Alteza porfavor deténgase.

No podía hablar mucho pero pude observar su rostro, Caleb tenía razón, su piel era pálida, como si estuviera enfermo, ojeras oscuras alrededor de sus ojos y una mirada llena de odio, Milos jamás fue agresivo y el hecho de que hubiera atacado a Caleb confirmaba mis sospechas, esta bajo la influencia de magia oscura.

Le grite a Caleb — ¡Ayúdame porfavor!

— Él no podrá ayudarte, mejor acabemos de esto de una buena vez, eres una amanenaza para todos.

No quería morir nuevamente, el simple hecho de pensar en ello me hacía estremecer, si moría todo sería envalde, las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, quería defenderme pero la fuerza de Milos era mayor que la mía y al no poder hablar no podía invocar hechizos de defensa.

— Milos porfavor detente — al pronunciar su nombre de repente su mirada parecía volver en sí, me soltó y caí al suelo tosiendo por la falta de aire. Milos miro a su alrededor y parecía confundido.

Caleb logró recuperarse un poco y se acercó a mi lado con mucho cuidado 
— ¿Señorita Astrid cómo se encuentra?

Logre pronunciar unas palabras 
— Magia oscura.

Caleb miro sorprendido — ¿Acaso el Príncipe está bajo los efectos de hechicería prohibida?

Asentí con la cabeza — Necesitamos encontrar el artículo hechizado, debe tenerlo consigo mismo para que logre tener efecto.

— Debemos pedir la ayuda de un médico, ellos son capaces de detectar artefactos hechizados — Mencionó Caleb.

— No podemos perder tiempo, por ahora parece estar tranquilo, esta confundido, debemos aprovechar esta oportunidad.

— Pero no sabemos utilizar esa clase de magia tan avanzada para detectar un objeto hechizado ¿Qué podemos hacer?

Suspire y me levante con ayuda de Caleb, yo sabía perfectamente que hechizo invocar, me lo enseñó mi maestro Said, los Brujos por naturaleza son traicioneros, por ello me instruyó a detectar magia oscura, debía estar atenta de alguna traición por parte de nuestros aliados.

Recuerdo que un día me mostró un libro de medicina mágica, ahí venían un par de hechizos para dectar y curar magia prohibida, dicho libro era su adquisición más preciada ya que los únicos que tienen derecho a poseer estos libros son las Magos con habilidades curativas, fue muy difícil para él conseguirlo pero mi maestro me tenía la confianza para mostrarme su contenido.

Así fue como aprendí a detectar magia oscura y los síntomas que presenta un ser mágico al estar expuesta a ella, no poseo magia curativa por lo tanto no puedo curará alguien enfermo pero si puedo detectar objetos hechizados.

Otra Oportunidad Para Ser Feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora