Discusión

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Estaba con el profesor Kaan en el área de entrenamiento, ambos discutíamos por no tener ni una sola señal de los enemigos — Ellos están muy bien escondidos Alteza, será difícil dar con su paradero, igual ya se encuentran en otro Reino.

— Es una gran probabilidad profesor.

— Escuche que el Rey Zeki esta algo débil, es verdad.

— Mi hermano cada día esta más enfermo, los doctores solo le dan medicamentos para retrazar su enfermedad pero lamentablemente no hay mucho por hacer.

— Debe estar preparado Alteza, lamento informarle que su hermano puede que solo viva dos o tres años máximo.

— No quiero pensar en ello — De repente escuche que alguien gritaba mi nombre.

— ¡Milos! — Es Astrid y en automático me dirgi hacia ella. La vi llorosa y con el rostro hinchado, me asuste tanto que sentí que el estómago se me revolvía 
— ¿Qué te pasó? ¿Quién fue? ¡Dímelo!

— No importa — Parecía molesta.

— ¿Qué ocurre Astrid? — Intente acariciar su cabello y ella se hizo a un lado evitando el contacto entre ambos.

— Sabias que Thomas Thynne no era mi padre y me lo ocultaste.

— ¿Quién te lo dijo?

— Él mismo y la profesora Belma me confirmó que tú ya sabias esta información.

Gire en dirección hacia el profesor Kaan, el entendió mi expresión y se retiro del lugar déjanos solos a Astrid y a mi.

— No era mi intención ocultarte algo tan delicado, simplemente no sabía cómo abordar el tema sin que salieras lastimada, perdóname.

Ella seguía llorando y a mi se me partía el corazón verla así — Debiste decirme la verdad en cuanto te enteraste, fue muy doloroso para mi enterarme por mi propio padre que no soy su hija.

Me acerque con más cautela y acaricie su mejilla, ella se quejo por el dolor
—¿Él te hizo esto?

— Me duele más su rechazo que cualquier golpe.

— No debió, tiene que pagar las consecuencias — Ya me encontraba bastante molesto por ver a Astrid lastimada, Thomas Thynne tiene que pagar el precio por haberle puesto un dedo encima.

— No quiero que le hagas nada.

— Pero...

— Es mi última palabra y en cuanto a nosotros creí que podía confiar en ti, pero me equivoque.

— Astrid porfavor escúchame...

— No quiero seguir a tu lado, seré leal a ti y al Reino pero nada más.

— Astrid no me hagas esto — Abrace a mi pequeña flor — Fui un tonto, sé que debí ser sincero contigo pero mi única intención era no causarte dolor, perdóname.

La mire a los ojos y deposite un tierno beso en sus labios — Prometo de ahora en adelante ser honesto contigo, no te alejes de mi.

Ella apretó los puños y se separo de mi — Tengo dudas, mientras tanto deseo estar sola.

La tome de la muñeca — No te dejare ir nunca, por ahora puedes tomarte un tiempo, pero siempre estaré al cuidado de ti.

Ella se soltó de mi agarre y se fue, me sentía tan frustrado, sé perfectamente que debo darle su espacio pero me será muy difícil estar alejado de ella.

Regrese a mi habitación y una carta anónima estaba en mi escritorio, la observe por un tiempo determinado hasta que me decidí a ver su contenido.

Querido Milos.

En este instante me encuentro fuera de tu alcance, dudo mucho que logres dar con mi ubicación, tranquilo en un futuro prometo buscarte para terminar con lo que inicie, cuida a mi hermanita en mi lugar, la próxima vez que nos encontremos ya no seré tan gentil con ustedes.

Con cariño Greta.

Es una carta encantada y en cuanto termine de leerla esta se incendio, quedado solo las cenizas en el piso. Dado las circunstancias lo mejor será prepararme lo mejor posible, volverme más fuerte y llegado el momento enfrentarme a la oscuridad.

Por ahora no tiene caso gastar mis energías en buscar a esos Brujos, deben estar muy bien escondidos, la estrategia será no bajar la guardia y entrenar a los mejores magos para luchar contra ellos.

Pasaron dos meses desde la última vez que hable con Astrid, ella no me dirige la palabra, cada vez que me acercaba a ella me ignoraba, mientras que Cody parecía su sombra, no se le despegaba por nada del mundo y eso me molestaba cada día más.

También llego el nuevo chico Yoah a la Academia, parecía algo tímido pero poco a poco fue ganando seguridad en sí mismo, la profesora Belma es su tutora dentro y fuera de la escuela.

Yoah comenzó tarde el primer año por ello se encontraba algo rezagado al resto del grupo pero entre Astrid y Leyla le dieron clases particulares en la biblioteca y logró alcanzar el mismo nivel educativo que sus compañeros.

Ver a Yoah y a Cody tan cerca de Astrid me generaban muchas emociones, claro que me alegraba ver a Astrid con amigos, pero por otro lado sentia celos de ellos, yo también deseaba estar junto a ella.

— Alteza podría ponerme un poco de atención.

Caleb me saco de mis pensamientos
— Perdón, ¿Qué decías?

— Malas noticias Alteza.

— No porfavor, ahora ¿Qué sucede?

— Debe regresar al palacio.

— ¿A mitad del año escolar?

— Los asesores del Rey Zeki tomaron la decisión, debido a la mala condición de salud de nuestro Rey usted debe empezar su formación dentro del palacio.

— ¿Cómo?

— Sus clases y entrenamientos ahora serán dentro del palacio, debe estar preparado para cuando llegue el momento de que usted suba al trono.

— No puedo irme y dejar a Astrid.

— Lo siento Alteza, no hay opción, además el Rey Zeki necesita de su ayuda, con su enfermedad no puede trabajar tantas horas, debe aligerar su carga.

— Entiendo — No podía hacer nada, es mi obligación regresar al palacio, quiero a mi hermano y por ello no puedo abandonarlo en este momento.

— Necesito hablar con Astrid antes, debo despedirme de ella, tu te quedaras aquí en la Academia para cuidarla.

— ¡Alteza mi obligación es estar a su lado!

— Es una orden mía.

Caleb bajo la cabeza — Cómo usted ordene Alteza.

Me dirgi a su salón de clases, el clima cada vez se volvía más frío, pronto empezarían las primeras nevadas, con ello se acercan las fiestas navideñas. Me da tanta nostalgia no estar en compañía de Astrid en estas fechas pero el deber me llama.

Ella salió del salón de clases acompañada por Cody como es su costumbre — ¡Astrid!

Ella giro a verme — Alteza.

— Debemos hablar es importante.

— Esta bien — Ella se despidió de Cody y se acercó a mi.

Ambos caminamos por los pasillos del edificio hasta llegar a la fuente que se encuentra en medio del lugar — ¿Cómo estás?

— Bien gracias ¿Y usted?

Vi como Astrid comenzaba a temblar de frío, me quite el abrigo que llevaba puesto y lo coloque sobre sus hombros — No es necesario Alteza, estoy bien.

— Dejalo, el clima cada vez es más frío, puedes enfermar sino te abrigas bien.

— Gracias Alteza.

Sin darle mas vueltas al asunto comencé a hablar — Debo regresar al palacio Astrid.

Otra Oportunidad Para Ser Feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora