Capitulo 42: Ya no podre estar con el amor de mi vida

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                               Robert

Sonya, Julián, José, Thomas y todos por Abbi, todo está en mis manos, me estoy desesperando poco a poco, siento como la presión de mi pecho llega a un dolor de cabeza constante, ese palpitar en la cien que no me deja tranquilo me recuerda que el estrés tiene consecuencias, no puedo pensar mucho en eso pero se me nubla la vista y no soporto el cansancio, necesito un relevo pero quise tomar este caso solo, necesito resolver esto solo antes de que alguien me quiera ayudar porque sino todo se irá a la borda.

Me desconecté... Debo seguir buscando, ya desayuné e iré corriendo a la casa de la familia de ese desquiciado, obviamente mi chicle que es José me acompaña, si supiera que solo le permito que me ayude porque no hace nada y así no me estorba, tuvimos esa conversación al inicio de todo y nada fue mejor que dejarle claro que no quiero una ayuda directa, por mi personalidad lo entendió, sino quedaría sin trabajo.

                               Julián

Mi hija... Las esperanzas están volviendo y estoy con un rayo en mi mente que me ayuda a saber al menos dónde está, la extraño demasiado pero no puedo darle esperanzas a Sonya de que esté viva... Ella no merece otra decepción y prefiero que vaya por el pesimismo, así no se traerá ninguna sorpresa.

Me he tenido que desconectar poco a poco de mis sentimientos para lidiar con el dolor de Sonya, ella no merece tener tantas dolencias, necesito que se enfoque en lo más real para que no le duela tanto, no importa si yo tengo esperanzas personales, sé cómo es este mundo...

-¡Hijo de puta!- solo puedo sonreír para no lanzar carcajadas, no vaya a ser que me escuchen...
-Cariño... ¿Por qué te metiste entonces? Eres solo un niño...- lo digo con una ironía fascinante, hago una seña para llamar al guardia con mi dedo índice, ya me harté de él.

Escucho el crujido de su nariz al impactar con el golpe del mastodonte, tiene un sonido muy singular, sobretodo por lo pequeño que se escucha pero lo fácil que se distingue, ya luego lo patean, voltean, empujan, juegan con él e hice una seña con mis lentes oscuros para que lo dejen en paz y al momento de llegar le dije.
-¿Te gustan las niñas? 4, 5 y 7 años ¿No?- él está tirado boca abajo pero yo lo volteo con mi bota para sentarlo y que me mire, lo tomo de la barbilla- por mi tú puedes hacer lo que te dé la gana... Pero cuando me contratan por niños soy muy especial y no cobro el extra- me río al ver su cara de pánico- las secuestraste, no te bastó con violarlas porque las vendiste, robaste el dinero como si ellas fuesen un maldito kilo de coca y cuando las volviste a tener las volviste a tocar, las torturaste... ¿Quieres que siga?- lo veo mover la cabeza negando- contigo no quiero ensuciarme las manos, eres una putrefacción andante... ¡Esquizofrenia!- esa palabra la uso para el efecto que quiero que tenga ese tipo.

Yo quise usar problemas psiquiátricos ya que a mí experiencia, son la tortura más dolorosa, que tu mente juegue con tu dolor principalmente, ví como lo montaron en una camilla a pegarle más carga que lo normal en ese hueco que tiene por cráneo, lo drogan antes para no matarlo y al momento donde recupere conciencia, escuchará unos sonidos creados para la tortura auditiva, algo tan fuerte que le hará sangrar y al estar atado no puede taparse los oídos, al estar aturdido le clavan cuchillos en cada parte del cuerpo donde no sangre mucho, para terminar cortándole ese pedazo de carne que lo hará gritar y arrepentirse de toda esta mierda.

Muevo mi cabeza repetidas veces, ese pasado no puede volver a salir, sé que estoy llevando una clase de karma pero Sonya no se merece que yo siga buscando un mal final para mí...

                         Robert

Estamos en camino a pedir permiso para poder hablar con nuestro superior para que pueda darnos permiso de poder interrogar a él objetivo, mi compañero José está conduciendo ya que yo no tengo muchos ánimos para conducir.

-Oye, anímate, estamos a punto de atrapar a culpable- Dice Jose dándome un golpescitos leve en el hombro.
-Si, pero, no me siento muy de ánimo hoy- digo en voz un poco baja.
-¿Porque?- Jose trata de verme a mi y el camino.
-Pues, tu sabes, bajones que uno le da sin sentido- me tapo la cara con la mano, un poco avergonzado con eso.
-¿Sin sentido? Eso es raro en ti, eres una persona sensata, todo tiene una razón en ti-
-A veces, no debe haber una razón para que suceda, ¿no crees?- me saco la mano de la cara y le alzó una ceja.
-Si... tienes razon-

Posteriormente a eso hubo un silencio un poco incómodo pero terminamos llegando a nuestro destino.

Pedimos el permiso para poder hablar con el objetivo y mostrando las pocas evidencia que teníamos nos dieron  el permiso.

No todo es acción y búsqueda en mi vida, a veces solo es papelería.

Salimos de allí un poco más animados de que las cosas al fin tomarán un buen rumbo para nosotros, ya estaba cansado del fracaso, aunque bueno, en este caso siempre tuvimos la victoria asegurada.

José sale exaltado y gritando, se siente muy feliz tanto así que se le olvida respetar su propio traje policial, me da un poco de risa, es gracioso verlo así, supongo que lo hace feliz poder salvar de forma indirecta a su hija.

                         Mofe

-No se que e hecho- miro su cuerpecito tirado sin poder moverse -¿Cómo pudo haber pasado esto?- recuesto la espalda de la pared preocupado por mis acciones -¿como pude dejar que esto pasara si ella era todo lo que yo quería?-

Me dejo caer al suelo viendo que estés traje no sirvió para nada, todo lo que hice no sirvió para nada.

-Solo quería estar con el amor de mi vida- volteo a ver su manito inmóvil -y ahora... ya no podre-

Perdí mi niñez y no se porqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora