El antes del después

Capitolina

Dos años más tarde, Effie:

Hoy tenemos una comida con el mismísimo presidente Snow. Cuando llega lo saludo propiamente y luego mi tía le ofrece asiento para cenar todos juntos, ella es asistente personal del presidente.

-Bueno Euphemia, ¿ya has decidido qué carrera estudiar?- me pregunta Snow. Hago una breve mueca ante el nombre. No me gusta que me llamen por mi nombre completo. Mi tía me fulmina con la mirada y un escalofrío recorre mi cuerpo cuando Snow se ríe. Pongo una sonrisa falsa ensayada. 

-Quiero Escolta señor presidente.

-¡Espléndido! Eso sería simplemente magnífico.-dice con una mirada calculadora en su rostro y yo me estremezco. 

Durante el resto de la cena ignoro todo lo que no sea mi plato, olvidó mantener las dos manos sobre la mesa y poso mi mano izquierda sobre mi pierna.

-Ajam- oigo venir de mi tía. Otro escalofrío recorre mi cuerpo y corrijo mis formas, vuelvo a sonreír y sentarme bien.

Cuando acaba la cena el presidente Snow se marcha y la sonrisa de mi tía también se va. Me agarra de la muñeca y me lleva a mi habitación. Se que ahora viene un castigo por mi mal comportamiento en la cena

-¡Recta y con los brazos estirados!- yo le hago caso y ella pone dos libros sobre cada una de mis manos.- en tres horas vendré, mantén la compostura.- me dice al ver mis ojos cristalinos y me quedo ahí, sujetando los libros durante horas en las que siento que mis brazos van a fallar y mis piernas comienzan a temblar. Miro la canica levanto la cabeza y me mantengo firme y con fuerza.

He sido descuidada pero no pasara mas. Mi tía me ha instruido durante estos dos años y a medida que mejoraba los castigos se rebajaban, esto no es nada con lo que ya he pasado. Me rompió todos los nudillos con una regla y el brazo otra vez, gracias a la medicina del capitolio no tengo ni una cicatriz. Por si acaso ella jamás me pega en la cara, ya que es, junto a la ropa, mi carta de presentación. Me ha enseñado a maquillarme y vestirme como es debido, ahora solo falta que perfeccione mis modales y estudiar suficiente para estar entre las personas mas selectas. Es el destino ansiado de toda persona del Capitolio que se precie, y pienso alcanzarlo.

Dos años más tarde:

Por fin entramos a la universidad y por supuesto para celebrarlo, nos vamos de fiesta a la mayor discoteca del capitolio. Mis mejores amigos Venia, Flavius y Octavia van a comenzar la carrera de estilismo y yo la de escolta. Nos ha invitado su tutor, el alumno de tercero de su carrera que les enseña la vida universitaria, Cinna.

Comemos y bebemos. Aunque al principio estoy reticente a probar el alcohol me he propuesto superar mis miedos, no puedo dejar que el trauma me defina, además el alcohol es una herramienta de socialización en este tipo de encuentros,  si no bebes estás fuera del grupo.

De repente una recopilación de los mejores momentos de los últimos juegos aparecen en las pantallas centrales. Todos los vemos y muchos comentan entre ellos sus favoritos. Aparece en pantalla el momento final donde un chico del 1 aplasta la cabeza de su contrincante pisándola una y otra vez una y otra vez.

Aparto la mirada en la primera pisada, las cuento por el sonido estremeciéndome un poco cada vez. Cuando acaba miro la pantalla para ver el resultado de la agresión, 25 pisadas. La chica ya no tiene cabeza, solo sesos sangre y cráneo esparcido por el suelo. Respiro y me doy cuenta de que había aguantado mi respiración involuntariamente.

Entonces Cinna se acerca mucho a mi, aún mirando la pantalla.

-Has cerrado los ojos.-afirma.

-Si... Aún no me acostumbro a este tipo de escenas. Soy un poco aprensiva y llevo menos tiempo que el resto viendo los juegos. Mis padres no me dejaban verlos.