La Misión

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Haymitch:

Estoy otra vez en mi antigua casa de la Veta. Miro todo el lugar oscuro, roto y polvoriento. El frío está vez penetra por entre mi ropa con sus finos dedos y me congela hasta los huesos. Empiezo a tiritar y temblar pero no por el síndrome de abstinencia está vez. En los sueños ningún síntoma de la sobriedad me afecta.

Empieza el llanto de mi hermano y yo me siento en el suelo esperando a que pare, ya que se que al otro lado de esa puerta, no está. Espero y espero, y no para, cada vez me destrozan más por dentro sus llantos, tanto que voy a abrir la maldita puerta.

Mi madre aparece y sé que desaparecerá pronto, así que en vez de petrificarme, camino veloz hacia ella para poder abrazarla pero desaparece antes de que pueda llegar hasta ella en una bruma de cenizas ascendentes con toda la casa.

Otra vez en el pent-house me giro sabiendo que ahí estará ella. La que una vez fue mi mejor amiga y mi novia. Su piel es tan blanca que parece un vampiro. El sofá, la tele, todo está congelado lleno de témpanos de hielo. Ella levanta su meñique desnudo y yo no necesito mirar el mío para saber que ahí estará de hecho, ese extremo del hilo rojo atado a mi meñique con un lazo perfecto, cuyo otro extremo estará atado de la misma manera al meñique de Effie.

Effie. Effie esta en la cálida azotea.

Comienzo a caminar rápido hacia la azotea. Subo las escaleras y esta vez hay incluso más que la última vez. Cuando ya casi alcanzó la puerta el calor y la luz comienzan a colarse entre las rendijas de esta. El hielo de las paredes se derrite y pequeñas briznas de hierba cubren el suelo de la puerta. La abro, y ahí está ella, observando la inmensidad del Capitolio, las luces que se iluminan en el atardecer. El calor me cubre calentando mi cuerpo congelado en una sensación placentera.

Effie se gira, con una sonrisa.

-Haymitch.-dice. Suena como una bella melodía que me reconforta después de tanto horror.

De repente una sombra negra aparece en el aire detrás de ella. Traspasa la valla y el campo de fuerza de la azotea como un fantasma. Tiene un cuchillo en la mano. El miedo me invade e intento correr hacia Effie que sigue mirándome con una sonrisa sin percatarse del peligro que se acerca tras ella.

Intento correr pero no puedo moverme. Miro mis pies y una especie de fango los ha atrapado y no puedo moverlos. El miedo atraviesa mi alma cuando la sombra agarra la cintura de Effie con un brazo. Intento gritar en el mismo instante en el que la figura degolla a Effie con su cuchillo.

La cara de Effie, ahora de horror y dolor, se clava en mis entrañas. La sombra desaparece con una sonrisa y Effie cae de rodillas al suelo mientras infinidad de sangre mana de su cuello. Siento que me asfixió y dejo de ver. Mi vista se vuelve roja, todo se vuelve rojo como la sangre de Effie, cómo si una capa de su sangre cubriera mis ojos. Me arden los ojos muchísimo y yo llevo las manos  a ellos mientras grito y caigo al suelo.

Me despierto gritando.

Beetee y Finnick me miran asustados.

-Dios mío Haymitch estas bien.-me pregunta Finnick que aún sigue agarrándome, al parecer me ha zarandeado para despertarme.

Yo jadeo mientras miro la habitación aún con el terror sobre mi. Una capa de sudor me cubre la cara y mi respiración es dificultosa.

El antes del despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora