Escolta

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65º Effie:

Hoy es el día de la cosecha. Mi primer día como escolta. Como soy nueva tengo que estar dos horas antes, para la presentación con el mentor que se encarga de los tributos este año. En el caso del distrito doce, al solo tener un mentor todos los años es el mismo.

Estoy en la sala esperando, ya que el mentor llega con retraso. El alcalde ha ido a buscarlo. Estoy algo nerviosa porque por fin podré decirle mi nombre a aquel chico. Pero hay más cosas por las que quiero conocerle, y una de ellas es mi madre. No me queda mucho de ella más que los recuerdos, y necesito saber que tipo de escolta era ella. El es el único tributo del que mi madre fue escolta que sigue con vida.

Salgo de mi ensimismamiento cuando el alcalde entra, y seguido de él un hombre de media melena, rubio, con los ojos grises perdidos y un aspecto cansado y demacrado le sigue. Yo me sorprendo mucho ya que es muy diferente al chico de 16 años que conocí aquel ya lejano día.

Me levanto de mi asiento y el alcalde nos presenta.

-Este es Haymitch Abernathy.- me dice mirándome, Haymitch también me mira, sin mucha atención. Parece cansado, incluso aburrido. Se que después de mi madre ha habido exactamente 14 escoltas diferentes en el doce. Uno diferente cada año ya que todos han dimitido tras el primer año.

-Encantada.- digo yo extendiendo mi mano.-yo soy Effie, Effie Trinket, y desde hoy seré la nueva escolta del distrito.- digo con una sonrisa. Él mira mi mano y luego esboza una media sonrisa, luego acepta mi mano.

-Bueno, les dejaré hablar un tiempo.-dice el alcalde retirándose.

Nos quedamos ahí sin hablar. El se sienta muy recostado en uno de los sillones y mira a la pared. Finalmente decido romper el silencio.

-¿Por qué dimitieron?- le preguntó por fin y él parece sorprendido por mi repentina pregunta y pone los ojos en blanco.

-¿Que por qué -dice él volviendo a reír de la misma manera repulsiva. 

Se levanta y se acerca a mi, demasiado para mi gusto. Después se inclina a mi oreja.- ¿tu por que crees?- apesta a alcohol, el olor a alcohol que desprende no es normal, huele como.... Mi padre. Noto que me rompo un poco, y noto unas ganas crecientes de vomitar en mi estomago.

-¿Has bebido?- pregunto a la defensiva poniendo distancia entre nosotros.

Él se aparta todavía más y después se ríe de nuevo.

-Si.-sentencia.- ¿Es eso un problema princesa?.- dice sacando una petaca y dándole un gran trago.

-Si.- me limito a decir. Él aún riendo vuelve a acercarse a mi con el ceño fruncido y esta vez retrocedo más rápido pero en un punto me topo con la pared. Él parece darse cuenta y se detiene tomando unos pasos tambaleantes hacia atrás. Yo sigo en la misma posición de alerta.

-Muchos antes que tú han intentado cambiarme, corregirme o simplemente lidiar conmigo.-me dice señalándome intentando tenerse en una  posición fija sin mucho éxito.- ¿crees que eres diferente a ellos? El maldito Capitolio debería asumirlo, jamás voy a cambiar.-dice mirando a todos los lados como si de verdad le hablara al Capitolio. Está muy ebrio.

-No eres más que otra marioneta del Capitolio.- me dice con una mirada severa.

Este no es el Haymitch Abernathy que una vez conocí, un chico amable y simpático. Ese Haymitch ya no existe, ahora lo sé y creo que me rompo porque la única esperanza que me quedaba se pierde. Mi madre, mi padre, Plutarch, y ahora ese chico... Todos se han ido. Le empujó al pasar por su lado asqueada y me voy de allí aguantando las lágrimas.

El antes del despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora