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La conocida es su amiga.
Y
El volcán a punto de explotar, su ...

ALICE

Paseé con la mirada la sala. Mi vestido de color azul oscuro me ofrecía más calor de lo que necesitaba.
Había pasado casi dos meses o creo que, ya eran dos meses desde que pude ingresar a casa de Marcos.

Desde que apareció dicha persona misteriosa. Se había convertido en una rutina dejarnos nota. Todos los jueves encontraba algo y dejaba una respuesta. Mis sospechas de que podía ser Michael aún seguía en pie. No obstante, no obtenía nada que lo confirmara o descartara.

La intriga era intensa. Era la misma razón por la cuál decidí dejar una nota en específico hoy.

Ya, pero eso será poco antes de irme. Por ahora cómo siempre voy a disfrutar de la paz, tranquilidad y calor que me propinaba este ambiente.

Saqué una libreta nueva. Pensé estrenarla aquí, escribiendo algo que llevo atorado en la garganta. Algo que quiero sentir y soltar. Algo que pesa y duele un poco.

Duele tantito.

Nada que no pueda sobrellevar. Saqué el bolígrafo de la pequeña mochila que llevé.

Hola, cariño. Hace tanto que no te escribía. Aunque no lo creas te extrañe, un poco. Ya acepté que no estarás más. Ya sé, que no volveré a ver tu sonrisa ni a escuchar tu voz. Ujum, lo sé. Sé que ni siquiera tienes idea de todo lo que te escribí para superar tu partida.

Fui una tonta por sentirme culpable de besar a Michael ¿sabes? Es que ni siquiera lo sabes. Y sí, sí. Tú tienes la culpa. No debiste pedirle que tome mi mano. No debiste ni siquiera hablarme. Debiste advertirme de sus ojos, debiste decirme que soy la persona a quién sus ojos reconoció...

Porque ahí comenzó todo. Ni siquiera debiste mirarme, entonces yo tampoco lo hubiese hecho. ¿Acaso me merecía todo lo que pasé? ¿Crees que merezco todo lo que estoy pasando? Te odiaba, hace poco te odiaba. Fuiste quién me obligó a verte con ojos de amor, sembraste esperanzas en la árida tierra de mi destino. ¿Qué pasa cuándo no riegas una semilla que está a medio crecer? Sólo míra lo que pasó conmigo.

No te extraño, en cambio, te estoy olvidando y en verdad lo estoy haciendo, sin intención. Y sin Michael.

¿Estás molesto? Siempre lo estabas.

Mis ojos no podían ver más allá de ti. Ni siquiera podía encontrarme cerca de él.

¿Sabes? No solo estuve cerca a su cuerpo, también lo acaricié, besé sus labios, sentí su calor, dejé que me toque, que me mire con ojos de deseo, porque yo también lo vi igual. ¿Celoso? Dime ¿Qué vas a hacer? Si ni siquiera apareciste para abrazar mi dolor, no lo harás ahora que me perdí en tu amigo. Me perdí completamente en Michael, tu único amigo.

Incluso la nostalgia que vivo no es por ti o tu ausencia. Es por él y es culpa tuya. No debiste dejarme. No debiste iniciar algo que me iba romper...

Dejé caer la libreta y enterré el rostro en las manos. Mis lágrimas amenazaron con salir, otra vez las contuve. No quería llorar, supe que si comenzaba a llorar, iba a llorar por todas la veces que no lo hice. Y no quería eso.

No era mentira. Después de escuchar la grabadora de Marcos, sin querer llegué a odiarlo. Extrañaba a Michael. Le seguía queriendo. Era verdad que Marcos en todos los aspectos fue superado por Michael.

No sé si la dependencia fue superado. Creo que sí, porque ya no quiero estar en sus brazos o pegada a él, es decir sí quiero, pero no de la misma manera tan necesaria como antes. Pero, aún lo quiero, lo extraño y es tanto. Es diferente a lo de antes.

Te Hice Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora