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Un abrazo de bienvenida o una ¿...?
No, nunca fue la dependencia.

ALICE

Bajé de la vespa. Lucy caminaba a mi lado. Estaban fuera de casa y mi confusión aumentó.
Emmett, de pie junto a Leigh observaba a nuestra dirección. No creo que, el que esté llevando una amiga a casa, causaba tal cosa.

Lo presentí, desde la llamada de Leigh lo presentí.

    —¿Esperan a alguién?   —pregunté a modo de saludo.

Emmett se acercó a mí, me miró de una manera que sólo lo hacía para detectar que no le ocultaba algo.
Leigh se acercó por la espalda. Su mirada me dijo que necesitaba hablar conmigo.

-Hola Leigh. -Saludé con exageración-. Ella es Lucía mi amiga. -Indiqué con la cabeza a su dirección. Ella se acercó a saludarla.

    —Escuché tanto de ti, Lucía   —Sonrió, superficial.

Agarré de la mano a Lucía y me incliné a su cuello.

   —Iré hablar con Leigh. Quédate aquí, esperando lo que Emmett está esperando   —susurré. Asintió con la mirada—. Necesito hacer pis   —avisé y salí corriendo a casa.

La cocina estaba más fría de lo que recordaba. Las cosas parecían en su sitio. La pared con azulejos grises. La encimera sostenía dos platos a medio comer ¿qué había pasado aquí?

No giré al escuchar sus pasos.

   —¿Qué pasó Leigh? Todo parece extraño. Ese es el bol de Emmett ¿no es así?   —Indiqué—. Él nunca deja comida en el plato.

   —No, pero la comida quedó en segundo plano cuándo le conté lo que hice.   —Esa era ella, hablando calmada y entendible. Nunca podía saber lo que estaba pensando.

Tú siempre, tratando de leer a las personas.

   —¿Qué hiciste?   —pregunté.

Algo me gritaba que no debería escuchar lo que estaba a punto de decirme.

Caminé hacia la ventana que daba fuera, dónde estaba el jardín. Emmett estaba hablando con Lucía.

    —Le conté toda la verdad a Michael, ayer estuvo aquí.

Nunca en mi vida había girado tan rápido, me sorprendió de no quebrarme el cuello. El corazón dio una voltereta brusco que me sacudio el pecho. Caminé, no, corrí a través del corto espacio que nos separaba a ambas.

   —¿Dónde está?  —Respiré. No supe en que momento me quedé sin aire.

   —Regresará. Emmett lo está esperando.

¿Lo estaba esperando? Y para que lo esperaba. Entonces, caí en cuenta con lo que dijo Leigh. Antes de irse a España, Michael habló con Emmett. Tengo entendido que ambos quedaron en algún acuerdo. Lo único que sé, es que una de las promesas que hizo Emmett era que iba a evitar que yo consumiera cualquier sustancia.

Yo, quizá... el cigarro no cuenta...

Sólo fue unas cuantas veces.

Ujum. Pero, no sabía lo que estaba pasando o lo que iba a pasar.

   —¿Por qué afuera?   —pregunté, dándome cuenta de otra cosa.

Ella me observó cómo si quisiera saber cómo me encuentro. Yo no quería pensar en eso. Si prestaba atención a lo que sentía, seguro me echaría a llorar y la verdad ahora lo menos que hacía falta era eso.

Te Hice Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora