¿Tienen idea lo difícil que es escribir un final para una historia real?
Las historias reales no tienen final. Sigue, una vez que hubo un comienzo no existe un final.
Alice y yo seguimos escribiendo nuestra historia. Está vez en ningún ordenador o libreta, estamos escribiendo en la vida, con vaho de aliento, en las líneas del destino.MICHAEL
Tres meses después
Mágico iba a toda velocidad. A unos metros iba Alice, conduciendo a melli. La autopista era nuestro lugar de muerte y promesa. Saqué el detector de palabras y la activé. Aumenté la velocidad y casi al instante Alice hizo lo mismo. Se niveló a la misma dirección que mágico.
Me miró girando la cabeza. Nos miramos.
Aumenté aún más la velocidad, las imágenes a mi alrededor se hicieron indistinguibles. Alice volvió a nivelarme.
Una fina lluvia comenzó a caer. El sonido de las vespas me inundarón los oídos. La adrenalina estaba más que activo en las venas. Y en todo este caos de emociones y situación, quería tenerla.
Los latidos de mi corazón se intensificarón. Era como un pequeño suspiro del volcán de emociones que sentía dentro de mí.
—¡Mi lindo Michael!
La lluvia se intensificó. Melli se adelantó un poco.
—Я тебя люблю —Se adelantó más—. Я тебя люблю, милый Майкл.
Nivelé la velocidad con ímpetu. Pertenezco en cuerpo y alma a esa mujer. Siempre, siempre me sorprende.
—¡Soy tuyo, mi amor!
—¡Eres mío!
Escucharla decir eso me encantaba, no importa cuántas veces lo escuche, siempre me encantaría oírla declararse ser mi dueña.
Me ganó llegar a casa de Marcos. Detuvé la vespa detrás de ella. En cuánto descendió de melli vino corriendo a mi encuentro.
Me quitó el casco, me sujetó de la cabeza para besarme. Dejé que hiciera conmigo lo que deseaba. Me besó a su manera, con la misma adrenalina que yo poseía.
Alice era un volcán de emociones, uno que incluso a mi me costaba enfrentar. Se había vuelto un poco violenta al momento de mostrar su amor. Así me gustaba más todavía.
Esa era la mujer que amo, mi Alice. Sumisa y dominante, al mismo tiempo. Esclava y ama, al mismo tiempo.
Dejamos la vespa sobre la entrada del jardín y nos adentramos a la casa. El aroma de nostálgia y pasado impregnó en nuestros sentidos.
Recordé cuándo nos dejabamos notitas, en esta casa, como buenos infantiles que somos.
Tanto tiempo habíamos pasado, bajo la sombra de Marcos compartiendo, luchando e intentando entender lo que éramos. Desde que ella tenía dieciséis y yo diecinueve, entonces había comenzado. Ahora estábamos aquí, seguros, juntos, realizados.
Nos sentamos alrededor de la mesa, viniendo a escribirle quizá la última carta a Marcos. Nos miramos con detenimiento, tomándonos de la mano.
—Hoy, cinco de marzo de 2039 —empecé.
—Siendo a las 11:52 p.m —completó ella, viendo la hora.
—Vengo a decirte que cumpli la promesa, no la solté jamás, la cuide y ayudé. La volví a construir.
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Te Hice Para Mí
Teen FictionEste sí es un libro totalmente egoísta. Incluso en la manera de ser narrado. No hay buen contexto, solo de manera egoísta. Porque todo gira alrededor de Alice y Michael. La historia es de Alice y Michael. Quién importa es Alice y Michael. Dentro d...